La importancia del adviento

La importancia del adviento

Por Pbro. Mario Arroyo

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¿Por qué es tan importante el adviento en la vida de la Iglesia? Casi podríamos decir que la Iglesia vive en un continuo adviento, en la continua espera de la venida de Cristo al mundo. Lo decimos, quizá sin darnos demasiada cuenta, cada vez que rezamos el Padrenuestro: “venga a nosotros tu reino”; en la santa Misa también, diversas oraciones nos ponen a la espera de la segunda venida de Cristo.

El Adviento nos conduce a mirar simultáneamente hacia adelante y hacia atrás. Las primeras tres semanas del adviento miramos hacia adelante, anhelamos, por así decir, la segunda venida de Jesucristo, cuando sea consumado el tiempo y venga a poner orden en este mundo tan revuelto. A partir del 16 de diciembre comenzamos la novena de la Navidad, en la que miramos hacia atrás, recordando y preparándonos para conmemorar la primera venida de Jesús. La síntesis de esta mirada alternativa, hacia el pasado y hacia el futuro, da su fruto en el presente, en el tiempo de adviento, donde somos invitados a acentuar nuestra vida de oración e incrementar nuestras obras de misericordia. La mirada hacia el pasado y hacia el futuro nos permite transformar el presente, haciéndolo fecundo y profundo a la vez.

La Iglesia es Cristocéntrica, y el adviento la avoca a mirar a Cristo en dos facetas diferentes: en la humildad de su primera venida, y en la gloria de su segunda venida. Pero San Bernardo nos habla de una tercera venida, oculta, al corazón de cada uno de los cristianos en el presente, es decir, mientras se esfuerzan por vivir bien el adviento. Ahora bien, el sentido de la Iglesia es presentar a Jesús y preparar el Reino de Cristo, en palabras del último Concilio, es ser germen e inicio, signo e instrumento del reinado de Cristo. La Iglesia tiene, en este sentido, un carácter “adventual”, de espera ansiosa y activa, de esa segunda venida.

Christus vivit, Christus regnat, Christus imperat.

Por eso el tiempo de adviento es, por excelencia, el tiempo de la esperanza, y tiene como modelo o punto de referencia imprescindible, a la Virgen María, a la que contemplamos en estado de buena esperanza, es decir, embarazada con la gozosa espera del nacimiento de su Hijo. María es modelo de esperanza, el contenido de la esperanza es Cristo.

Quizá nuestra época está caracterizada por la necesidad de la esperanza auténtica. Los problemas, las crisis, la pandemia, el fracaso de las utopías políticas nos han ido arrebatando la esperanza; tantos dolores y fracasos han mermado la esperanza de la humanidad. Tenemos muchas pequeñas esperanzas que nos ayudan a afrontar el sinsentido de la existencia, pero nos falta la gran Esperanza, con mayúscula, que dota de sentido a este mundo y nuestra vida.

El adviento es entonces tiempo de espera, pero no pasiva. La mirada alternativa hacia el pasado y el futuro encuentra una síntesis creativa en el tiempo presente. Es en el “ahora” cuando se nos invita a vivir intensamente el adviento. ¿Cómo podremos hacerlo? Es un cóctel espiritual que contiene tres ingredientes: oración, penitencia y obras de misericordia. Oración que nos ayude a centrar nuestra mirada en Jesús y a poner toda nuestra esperanza en Él; penitencia que nos ayude a desprendernos de los bienes materiales, a ser sobrios en su uso y goce, para ser capaces de elevar nuestra mirada al cielo; obras de misericordia que nos lleven a salir de nosotros mismos al encuentro del necesitado y del que sufre, rubricando así la auténtica piedad, que no es meramente intimista, sino que se abre en abanico y da frutos en el entorno.

Corona de Adviento.

Para vivir bien el adviento la sabiduría de la piedad popular nos ofrece un poderoso elemento, que vale la pena rescatar, en la “Corona de Adviento”. A veces nos apresuramos demasiado a poner el árbol de navidad, y se nos olvida la corona de adviento. En ella, pacientemente, vamos encendiendo, semana a semana las velas, al compás de nuestras oraciones, penitencias y obras de misericordia. ¡Ojalá que no falte en ningún hogar cristiano, junto con el Nacimiento, la corona de adviento!, para recordarnos que estamos en este tiempo de espera, y vivir su dimensión espiritual, tantas veces amenazada por el consumismo de las compras navideñas. Adviento, tiempo de mirar hacia adentro y hacia adelante, mientras nos esforzamos por vivir la sobriedad y la caridad con el prójimo.

La importancia del adviento

La corona de adviento

Por María Emilia Rivera Sánchez

Todos conocemos la corona de adviento, uno de los adornos más tradicionales y bonitos de esta época, ¿cuál es su significado?

El círculo de la corona significa que Dios no tiene principio ni final.

El color verde significa que Dios está vivo entre nosotros y eso nos llena de esperanza.

Las 4 velas (tradicionalmente 3 moradas y una rosa) representan los 4 domingos que dura el adviento.

Las 3 velas moradas representan la actitud de la vigilia y penitencia que debemos tener para prepararnos y recibir a Jesús.

La vela rosa significa la alegría por el nacimiento de Jesús que está cerca.

La vela blanca representa el nacimiento de Jesús, es Navidad.

Prepara tu corona de adviento con materiales que tengas a la mano. Para Jesús es más importante un corazón que se dispone para recibirlo. Recuerda que nuestro corazón es el pesebre en el que quiere nacer el niñito Jesús.

A mí me gusta prender cada domingo de adviento una vela. Luego entre toda mi familia leer una lectura del Evangelio que corresponde a ese día, ya que nos narra lo que iba pasando antes del nacimiento de Jesús. Y luego, agradecer a Dios por todo lo que me da y ofrecerle una acción que debemos cumplir toda la semana como señal de que queremos recibir a Jesús en nuestro corazón.

Y el 24 de diciembre, antes de la cena de Navidad entre todos prendemos la vela de color blanco, arrullamos y le cantamos al niñito Jesús. Me llena de mucha alegría su nacimiento porque nació por amor y eso me hace feliz.

Si quieres saber la fecha de cada domingo de adviento para encender tu vela, te invito a que leas lo que escribí acerca del “Calendario de Adviento 2020”.

En esta pandemia hemos dejado de hacer muchas cosas que nos gustan pero no podemos dejar de festejar la Navidad porque yo pienso que la Navidad se vive en el corazón.

Foto BFC
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