Con el paso de las estaciones nos damos cuenta del avance de la vida. La temporalidad cambia de colores: los árboles cambian del verde al amarillo hasta perder el follaje; las mandarinas que encontramos en otoño se cambian por las fresas y cerezas del verano; los vestidos ligeros y coloridos de algodón dan paso a los abrigos pesados y obscuros.
La vida, dividida en cuatro temporadas, nos enseña a lidiar con los constantes cambios. Simbólicamente representamos la primavera con la infancia, el verano con la juventud, el otoño con la madurez y el invierno con la vejez. Las plantas, los animales y los hombres pasan por un ciclo, claramente hay un comienzo y un final; sin embargo no creo que podamos decir con tanta simpleza que la vejez es invernal y la infancia es primaveral. Me parece que somos seres estacionales, a veces nos sentimos más veraniegos, otras veces primaverales y otoñales. A veces una estación puede durarnos años y otras meses. En ocasiones pensamos que un amigo es más solar, siempre sonriente y viste con colores brillantes; y otras veces encontramos una ciudad, como Berlín, casi siempre vestida de negro, como un eterno otoño-invierno. Así que lejos de asociar el invierno con la decrepitud, simplemente hay que observar que así como la tierra necesita de una helada para preparar de nuevo el florecimiento de las flores; del mismo modo nosotros debemos pasar por altos y bajos.
Colaboración para el Berliner Planze Kalender 2022 Ilustración: La Météo
Nuestros recuerdos también se mueven dentro de esta temporalidad, recordamos la cerveza que tomamos con una amiga en el parque para aprovechar los primeros días soleados de primavera; un verano en la costa; alguna caminata con amigos mientras pisamos las hojas otoñales; la última Navidad de alguien. Y la vida se nos representa con este ciclo que va y viene. Las estaciones son el reloj del mundo.
La Météo, en francés, significa el tiempo o el clima. En palabras más técnicas, la meteorología estudia los fenómenos climáticos y atmosféricos para pronosticar el tiempo o el clima de un lugar específico. Precisamente esto hace Domitille Cure, con su marca de ilustraciones La Météo. Domitille estudia las estaciones, los colores, temperaturas, predice y graba la temporalidad en sus impresiones.
Podría parecer banal, pero una decoración adecuada puede ayudarte a sentirte en casa. En mi caso, después del caos de la mudanza, me encontré con las paredes desnudas y su palidez me pedía a gritos un poco de color. Diariamente tenemos que lidiar con lo que colgamos en las paredes, así que la imagen que verás mientras bebes tu café diario tiene que encantarte.
Imagiers La Météo.
Jamás he entendido a los coleccionistas de arte que compran una obra por estatus. Se debería comprar por la estética que te transmite. Como en el caso del famoso falsificador-pintor Wolfgang Beltracchi, quien tiene la habilidad de copiar el estilo de varios pintores y sus copias eran tan fabulosas que cualquiera podía jurar que se trataba de una obra perdida de algún pintor importante. Cuando lo descubrieron, siguió pintando con los diversos estilos que podía imitar, pero firmaba con su nombre. Pues la falsificación se produce solamente hasta que se firma con otro nombre. Sin embargo algunos de los que compraron sus obras, decidieron que perdieron valor, porque compraban una firma y un estatus, no una pintura que les gustara y evocara algo. Pero no es mi intención escribir un texto sobre estética. Quedémonos con una idea: que te guste y disfrutes lo que miras en tu casa.
Era finales de otoño cuando coincidí con Domitille Cure en una clase de alemán. Cuando llegó el invierno con sus mercadillos navideños compré mis primeras ilustraciones: unos limones (citrons) y un gato (chat). Cada vez que entro a la cocina, lo primero que veo son sus colores vivaces que me recuerdan el verano y tierras soleadas lejanas de Berlín.
Domitille es una artista francesa que estudió diseño en la Universidad de Glasgow y vive en Berlín, una ciudad en la que confluyen artistas internacionales y que cuenta con una gran variedad cultural. Desde hace tres años Domitille, junto con la artista sueca Maja Björk –quien ilustra imágenes de la vida y la cotidianeidad– participan en un mercado de arte. La pandemia cerró por mucho tiempo los lugares públicos y aunque los mercados son al aire libre, la vida cultural berlinesa está regresando lentamente desde el verano pasado; esto dio pie a que los ilustradores pasaran de las exhibiciones al Etsy, que tiene la ventaja de llegar a cualquier ciudad. Las impresiones de Domitille han llegado a México, Corea y varios países de Europa.
Platón consideraba que el artista era un entusiasmado, con un dios dentro (en-theos) y que su obrar era inspirado. En ocasiones se piensa que la inspiración es un impulso irracional que aparece sorpresivamente, pero me parece que la inspiración, aunque puede llegar a cualquier hora, también requiere del ejercicio constante. En palabras de Picasso: “la inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”. Para comprender un poco mejor el trabajo, el esfuerzo y la inspiración de las ilustraciones que adornan mis paredes conversé con Domitille.
Muchas gracias por tomarte el tiempo para esta entrevista, creo que a muchos que conocen tu trabajo les da también curiosidad conocer un poco más a la ilustradora. Elegir una ilustración para decorar tu hogar u oficina es algo íntimo y se produce un vínculo, una relación entre el ilustrador, la imagen y quien la mira. De cierta forma, miramos el mundo a través de tus ojos. Y quisiera que me hablaras un poco sobre ese mundo. Por lo regular tus ilustraciones no son composiciones, sino que son imágenes precisas: tomates, mariposas, flores, animales. ¿Por qué dibujas lo que dibujas? Y ¿qué significan para ti tus ilustraciones? ¿Qué buscas transmitir?
Gracias por tan bello retrato de la esencia de mi mundo. Como bien dices, mi marca, La Météo, se inspira en las estaciones del año, en Francia, en la botánica y sobre todo en la idea de la temporalidad: tomo un elemento efímero de una estación y lo inmortalizo en otra. En los años 90, en Francia teníamos estos carteles inspirados en imagiers, que es un libro de imágenes, con animales o dibujos botánicos que se utilizaban a menudo como decoración de la cocina. Las imágenes se clasifican por temas y tienen su nombre asociado debajo. Es un concepto bastante simple, pero me gustó la idea de reapropiarme de él con mi propia estética y también de perpetuar la idea de un arte popular accesible para todos.
Para mi tus ilustraciones muestran pequeños detalles y escenas de la vida; como una invitación a poner atención a lo cotidiano y aprender a apreciarlo. Quisiera saber un poco más sobre tu proceso creativo, ¿cómo pasas de la observación a la ilustración?
¡Eso es exactamente! Mis dibujos pretenden realzar las cosas cotidianas que pueden parecer banales o que a veces nos olvidamos de mirar, dándoles una nueva mirada o un nuevo color, literalmente. Me gusta pensar que con la elección de paletas brillantes, mis ilustraciones pueden tener el efecto de las vitaminas en invierno, aunque claro, que también a veces son un poco nostálgicas. Mi proceso creativo se basa en mis exploraciones en la naturaleza, viajes, libros iconográficos como los de Taschen, imaginarios botánicos clásicos o las películas de la Nouvelle Vague. Me empapo de lo que veo y trato de inmortalizarlo en un boceto, un collage o un juego de colores. A veces mis imágenes son sencillas e iconográficas, como la serie botánica inspirada en los imagiers, otras veces intento expresar un momento concreto, como la escena del desayuno inspirada en la película Le Rayon Vert –El rayo verde– que me recuerda los veranos vividos en Francia y evoca la nostalgia de un momento pasado.
Cuatro postales de paisajes. La Météo.
No me parece una coincidencia tu nombre artístico, La Météo, en relación con tus ilustraciones. Creo que las estaciones influyen en tu proceso creativo. ¿Cómo comenzaste con este proyecto?
Absolutamente, quería expresar algo cambiante como una estación, pero expresarlo en relación con nuestras emociones y como una metáfora de nuestra espiritualidad. La Météo no trata sólo del tiempo y las estaciones, sino también del paso del tiempo y de los pequeños y sencillos momentos que forman parte de nuestras vidas. En el otoño de 2019 creé La Météo, justo cuando nos conocimos. Había empezado a trabajar en una serie de collages y quería encontrar la forma de imprimirlos. En esa época descubrí la risografía y empecé a imprimir mis ilustraciones en Drucken3000, una imprenta berlinesa especializada en este proceso. Y así comencé a imprimir con ésta técnica, en la que era necesario limitar la elección de colores, pero mantener los atrevidos contrastes de mis collages iniciales.
En cuestiones un poco más técnicas, el papel debe tener cierta porosidad para que el color se vea tan vivaz. ¿Podrías describir brevemente y de forma sencilla el proceso técnico de la impresión? O ¿cómo trabajas en tu taller?
Por supuesto. Utilizo dos procesos de impresión para mis grabados: la risografía y la serigrafía. Me gustan ambas técnicas por diferentes razones. La risografía por la textura granulada que da la tinta. La tinta es más transparente que la serigrafía y cuando las tintas se superponen, se pueden crear increíbles combinaciones de colores. Con solamente tres colores básicos se pueden crear varios de tonos diferentes. Y la serigrafía me gusta por los colores vivos y el aspecto casi pintado de la impresión final. Con esta técnica puedo crear contrastes ricos e interesantes. Me fascina el proceso de mezclar cada color antes de la impresión, es una parte realmente importante de mi trabajo porque definirá todo el ambiente de la ilustración final. Finalmente imprimo personalmente las serigrafías en el estudio que comparto con otros artistas en el barrio de Wedding y las risografías en Rosenthaler Platz. Todo mi trabajo se crea e imprime en Berlín, aunque con mi toque personal francés.
Domitille en el taller de impresión.
Quisiera abordar cuestiones más personales con dos preguntas muy concretas. ¿Dibujabas desde pequeña? Y ¿cuál fue la reacción de tu familia cuando decidiste ser ilustradora?
Sí, siempre me ha gustado dibujar y desde pequeña he sido creativa. Creo que encaja con mi personalidad soñadora y a veces me ayuda a expresarme sin necesidad de utilizar palabras. En el instituto, descubrí el movimiento fauvista, artistas como Gauguin y Matisse que pintaron mujeres y paisajes con colores vivos. El color aportaba mucha emoción a las obras, al tiempo que hablaba de viajes y descubrimientos. Esto me llamó la atención e inspiró mi forma de dibujar o pintar con el color. Más tarde, cuando tenía 20 años, viví una temporada en el sur de Francia siguiendo los pasos de los fauvistas, descubrí la Provence, cuyas paletas han inspirado mi trabajo en los últimos años. Sobre tu segunda pregunta, diría que no hubo realmente ese momento teatral –que te puedes imaginar en las películas– en el que anuncié: “mamá, papá, voy a ser ilustradora” (risas). No, fue más bien algo que se estableció orgánica y lógicamente con el tiempo. Mis padres no siempre entendieron a dónde iba y por qué, pero siempre me apoyaron en mis decisiones de ir a vivir al extranjero o de estudiar arte en la Escuela de Arte de Glasgow.
Todos tenemos algún libro, canción o pintura que nos ha influido en nuestra percepción de la vida. ¿Quién o qué ha sido tu mayor influencia?
Creo que la inspiración evoluciona y cambia a medida que conocemos gente nueva y descubrimos cosas nuevas, y esto es lo que principalmente construye y enriquece nuestra identidad creativa. Si tuviera que definir una obra que haya inspirado mi trabajo de forma continua durante años, creo que es el movimiento cinematográfico de la Nouvelle Vague de los años 60, en particular las películas de Eric Rohmer. Me parece que este director domina el arte de la sencillez a la perfección. De hecho, todas sus películas se hacen sin guiones. Representa una Francia del pasado, un poco ingenua y llena de ligereza en una atmósfera muy rica en colores, típica de la estética de este movimiento cinematográfico.
Domitille Cure en Design-Market: imagiers y Le Rayon Vert. La Météo.
Quizá sea difícil decidir cuál es tu ilustración favorita. Pero ¿cuál es la ilustración más vendida y por qué crees que eligen más esa?
Me gusta mucho la ilustración del desayuno inspirada en la película Le Rayon Vert de Eric Rohmer. Es la que me resulta más íntima y la que, en definitiva, más evoca esta idea de estacionalidad. Para mi, esta imagen, es mi magdalena (madeleine) de Proust de mis veranos en Francia. Desayunar al aire libre, bajo el sol, leyendo el periódico mientras bebo un café en una taza grande. Es curioso porque otros franceses me han dicho que también les recuerda a eso y me alegro de haber conseguido captar ese fugaz momento.
Muchas veces en las entrevistas de trabajo preguntan: “¿dónde te ves en cinco años?” Esa pregunta siempre me ha parecido difícil de responder, porque en lo personal me cuesta planificar o tener un esquema de la vida. Por el contrario, creo que la vida muchas veces acontece como menos lo esperábamos. Así que me parece un poco injusto preguntarte sobre el futuro y que adivinemos sobre el porvenir. Aunque sí quisiera saber un poco sobre tus planes… no sobre las ilustraciones de los siguientes años, pero al menos si ya tienes una idea de la próxima. Y si te gustaría ilustrar en otros materiales, por ejemplo bolsas de algodón, playeras, cuadernos o libros.
Esa es una buena pregunta. Me interesa mucho seguir trabajando en ilustraciones inspiradas en películas y también quisiera recopilar todos mis dibujos botánicos en un libro infantil. Más allá de las ilustraciones en papel, me encantaría ofrecer artículos de papelería o de moda, como, por ejemplo, unos bonitos calcetines afrutados. Estoy impaciente por seguir desarrollando y perfeccionando este proyecto tan querido para mí.
Auto-retrato.
Si quieres conocer más sobre el trabajo de Domitille Cure o conseguir alguna de sus ilustraciones puedes visitar el Instagram de La Météo o su tienda de Etsy.
With the passing of the seasons we become aware of the progress of life. Seasonality changes colors: trees change from green to yellow until they lose their foliage; the tangerines we find in autumn change for the strawberries and cherries of summer; light and colorful cotton dresses give way to heavy and dark coats.
Life, divided into four seasons, teaches us to deal with constant change. Symbolically we associate spring with childhood, summer with youth, autumn with maturity and winter with old age. Plants, animals and humans go through a cycle. Clearly there is a beginning and an end. However, I don’t think we can say so simply that old age relates to winter and that childhood relates to spring. It seems to me that we are seasonal beings; sometimes we feel more summery, other times we feel more like spring or autumn. Sometimes a season can last for years and sometimes for months. Sometimes we think of a friend as more solar, always smiling and brightly colored; and other times we find a city, like Berlin, almost always dressed in black, like an eternal autumn-winter. So, instead of associating winter with decrepitude, we must simply observe that just as the earth needs a frost to prepare the newblooming of flowers, in the same way we must go through highs and lows.
Collaboration for the Berliner Planze Kalender 2022. Illustration: La Météo
Our memories also move within this temporality. We remember: the beer we had with a friend in the park the first sunny days of spring; a summer at the coast; a walk with friends while stepping on the autumn leaves; someone’s last Christmas. And life presents us with this cycle that comes and goes. The seasons are the clock of the world.
LaMétéo, in French, means weather or climate. In more technical words, meteorology studies climatic and atmospheric phenomena to forecast the weather or climate of a specific place. This is precisely what Domitille Cure does with her illustration brand La Météo. Domitille studies the seasons, colors, and temperatures in order to predict and engrave the seasonality in her prints.
It may seem banal, but the right decoration can help you feel at home. After the chaos of moving to another house, I found my walls bare and their paleness was crying out for a little color. On a daily basis we have to deal with what we hang on the walls, so you should love the image that you see while drinking your daily coffee.
Imagiers La Météo.
I have never understood art collectors who buy an artwork just for status. They should be bought for the aesthetics they conveys. As in the case of the famous falsifier-painter Wolfgang Beltracchi, who had the ability to copy the style of several painters and his copies were so fabulous that anyone could swear that it was a lost work of some important painter. When he was discovered, he continued to paint in the various styles he could imitate, but he signed his name. For falsification occurs only until you sign with another name. However, some of those who bought his works decided that they lost value, because they were trying to buy a signature and a status, not a painting that they liked and evoked something. It is not my intention to write a text on aesthetics. Let’s stay with one idea: that you should like and enjoy what you see in your home.
It was late autumn when I met Domitille Cure in a German class. When winter arrived with its Christmas markets, I bought my first illustrations: some lemons (citrons) and a cat (chat). Every time I enter the kitchen, the first thing I see are her lively colors that remind me of summer and sunny lands far away from Berlin.
Imagiers La Météo.
Domitille is a French artist who studied textildesign at the University of Glasgow and lives in Berlin, a city where international artists converge and has a great cultural variety. For the past three years Domitille, together with the Swedish artist Maja Björk, who illustrates images of daily life, has been participating in an art market. The pandemic closed public places for a long time and although the markets are open-air, Berlin’s cultural life has been slowly returning since last summer. This has led the illustrators to move from exhibitions to Etsy, which has the advantage of reaching any city. Domitille’s prints have reached USA, Canada, Mexico, England, Korea and several countries in Europe.
Plato considered that the artist was an enthusiast, with a god within (en-theos) and that his work was inspired. Sometimes it is thought that inspiration is an irrational impulse that appears unexpectedly, but it seems to me that inspiration, although it can come at any time, also requires constant exercise. In Picasso´ s words: “inspiration exists, but it must find you working”. To better understand the work, effort and inspiration behind the illustrations that adorn my walls, I spoke with Domitille.
Thank you very much for taking the time for this interview, I think that many who know your work are also curious to know a little more about you as the illustrator. Choosing an illustration to decorate your home or office is something intimate and it produces a link, a relationship between the illustrator, the image, and the one who looks at it. In a certain way, we look at the world through your eyes. And I would like you to tell me a little bit about that world. Usually your illustrations are not compositions, but precise images: tomatoes, butterflies, flowers, and animals. Why do you draw what you draw? And what do your illustrations mean to you, what do you want to transmit through them?
Thank you for this beautifully written portrait that well captures the essence of my little world. My label La Météo is inspired by the seasons, by France, by botanics and, as you said so well in the presentation, there is the idea of temporality, of taking an ephemeral element specific to one season and immortalizing it in the next one. In the 90s in France we had these posters inspired by imagiers with animals or botanical drawings that were often used as kitchen decorations. The images were categorized by theme with their associated name underneath. It’s a pretty simple concept but I liked the idea of reappropriating it with my own aesthetic and also to perpetuate the idea of a popular art, something accessible to all.
For me your illustrations show small details and scenes of life; as an invitation to pay attention to everyday life and to learn to appreciate it. I would like to know a little more about your creative process, how do you go from observation to illustration?
That’s exactly it! My drawings aim to enhance everyday things that may seem banal or that we sometimes forget to look at by giving them a new gaze or a new color. I like to think that with my choice of bright palettes, my illustrations can have the effect of vitamins in the winter, although sometimes, they also have something a little nostalgic. My creative process is based on my explorations in nature, travels, iconographic books such as those from Taschen, classic botanical imageries or Nouvelle Vague films. I soak in what I see and try to immortalize it with a sketch, a collage or a play of colors. Sometimes my images are simple and iconographic, like the botanical series inspired by the imagiers, sometimes I try to express a specific moment, like the breakfast scene inspired by the film Le Rayon Vert, which reminds me nostalgically of summers spent in France.
Four landscape postcards. La Météo.
I don’t think La Météo as your artistic name is a coincidence in relation to your illustrations. I think the seasons influence your creative process. How did you start with this project?
Absolutely. I wanted to express something changeable like a season specifically in relation to our emotions. La Meteo is not just about the weather, it’s also about the passing of time and the small simple moments that are part of our lives in this 4-part temporality. I created La Météo in the autumn of 2019 just around the same time we met. I had started working on a series of collages and wanted to find a way to print them. I discovered risography at that time and started to have my illustrations printed at Drucken3000, a Berlin printing studio specializing in this process. The work on the color themes was done using this printing technique. It was necessary to limit the choice of colors while keeping the bold contrasts of my initial collages.
On a more technical note, the paper must have a certain porosity for the color to be so vivid. Could you briefly and simply describe the technical process of printing? Or how do you print in your workshop?
Of course. I use two printing processes for my prints; risography and screen printing. I like both techniques for different reasons. Risography for the grainy texture that the ink gives. The ink is more transparent than silkscreen and when the inks are layered, you can create amazing color combinations. For example, with three basic colors, you can create a multitude of different tones. I like screen printing because of the bright colours and the almost painted look of the final print. With this technique I can create rich and interesting contrasts. I really enjoy the process of mixing each colour before a print, it is a really important part of my work that will ultimately define the whole mood of the final illustration. I personally print the silkscreens in my studio in Wedding and the risographs in Rosenthaler Platz. All my work is created and printed in Berlin with my own personal French touch.
Domitille in the print shop.
I would like to address more personal issues with two very specific questions. Did you draw since you were a child? And what was your family’s reaction when you decided to become an illustrator?
Yes, I’ve always liked drawing and being creative in general. I think it fits my dreamy personality and sometimes helps me to express myself without necessarily using words. In high school, I discovered the Fauvism movement. Artists like Gauguin and Matisse painted women and landscapes in bright colours. These palettes brought so much emotion to the works, while speaking of travel and discovery. This spoke to me a lot and inspired my way of drawing or painting with colour. Later, when I was 20, I lived for a while in the south of France. Following the footsteps of the Fauvists, I discovered the Provence region of France, whose palettes have inspired my work in the last few years. About your second question, I would say that my process of becoming an illustrator has happened organically over the years. I studied Textiles Design and my process of working on fabric prints led me to a more illustrative approach. My parents have supported me in my creative path even during the times when they didn’t fully understand where I was going.
We all have a book, song or painting that has influenced us in our perception of life. Who or what has been your biggest influence?
I think that inspiration evolves and changes as we meet new people and discover new things, and this is mainly what builds and makes the richness of our creative identity. If I had to define a work that has continuously inspired my work for years, I would say it is the Nouvelle Vague Cinema movement of the 1960s. I am specifically focused on the films of Eric Rohmer at the moment. I find that this director masters the beauty of the simple to perfection. In fact, all his films were directed without scripts to allow actors to portrait more natural interactions. His films represent a France of the past, a little naive and full of lightness in a very rich coloured atmosphere proper to the aesthetics of this cinematographic movement.
Domitille Cure at Design-Market: imagiers and Le Rayon Vert. La Météo.
Maybe it is difficult to decide which is your favorite illustration. But what is the illustration that sells the most and why do you think people choose that one the most?
I really like the illustration of the breakfast inspired by Eric Rohmer’s film Le Rayon Vert. It’s the one that is most intimate to me and which, in the end, most evokes this idea of seasonality. It’s a sort of Madeleine de Proust of my summers in France. Having breakfast outside in the sun, reading the newspaper while drinking coffee from a bowl. It’s funny because other French people have told me that it reminds them of that too. I’m glad I managed to capture this very peculiar moment.
Many times in job interviews they ask: “Where do you see yourself in five years?” That question has always seemed difficult for me to answer, because personally I find it hard to plan or have an outline of life. On the contrary, I believe that life often happens as we least expect it. So it seems a little unfair to ask you about the future and to guess about it. Although I would like to know a little about your plans… not about the illustrations of the following years, but at least if you already have an idea of the next one, and if you would like to illustrate in other materials, for example cotton bags, t-shirts, notebooks or books.
That’s a good question! I’m very interested in continuing to work on illustrations inspired by films, or compiling all my botanical drawings into a children’s book. Beyond illustrations on paper, I would love to offer stationery or fashion items, for example, some nice fruity socks. I can’t wait to continue to develop and refine this project that is close to my heart!
Domitille Cure self-portrait.
If you want to learn more about Domitille Cure’s work or purchase any of her illustrations you can visit La Météo’s Instagram or her Etsy store.
Desde adolescente he sentido una gran fascinación por los cómics de superhéroes. Que no piense nadie que ello se debe a la “opresión” del sistema capitalista que con su cultura de masas y consumista tenía a los pobres niños de mi generación sometidos a consignas ideológicas alienantes que buscan la supeditación del mundo libre a unos pocos opresores ricachones.
Aunque parece lo más evidente, no es por motivos de soflamas comunistoides por las que los niños, (y digo niñ-o-s, y no “niños y niñas” porque ciertamente, las niñas no leían cómics de superhéroes), de mi generación sintieron una tremenda fascinación por los cómics; sino por otros motivos muy distintos que iré desarrollando en el presente escrito.
Power of the atom.
Realmente, cuando era adolescente no me planteaba por qué me gustaban los cómics, cuál era su poder de atracción sobre mi psique. Hoy ya maduro, y con apenas pelo para cubrir mi sesera, le he dado muchas vueltas al asunto y después de varios análisis en forma de artículos y cursos de Educación Continua en la UNAM, he llegado a la conclusión de que el cómic de superhéroes despliega una “reinvención mítica” que se plasma a través de un lenguaje icónico-verbal, de gran significado artístico y metafórico.
Los superhéroes son la forma moderna de interpretar y presentar las antiguas divinidades y héroes paganos de las mitologías griegas, nórdicas, egipcias, etc.
Es innegable que el mito ha ejercido durante siglos una tremenda seducción y encanto entre los hombres de cualquier índole, y fue su atractivo tan poderoso que hasta la principal enemiga de los mitos paganos, la Iglesia Católica, después de una primera fase de persecución, acabó por integrarlos en su imaginario religioso, iconográfico y teológico. Con ello, llegó a esa explosión místico-sensorial del arte barroco en que sus principales promotores, los jesuitas, desarrollaron, en torno a la mitología, toda una educación moralista anti-protestante.
Estatua de Zeus de Esmirna. Louvre.
Pero volvamos a los superhéroes, ¿por qué son míticos? ¿qué elementos los emparentan con el mito? Podríamos tipificar varios factores para ello:
Los poderes sobrenaturales que muestran su superioridad frente a los humanos.
El camuflaje o doble identidad que les permite moverse sin ser reconocidos en la sociedad de los hombres.
La alegorización que representa conceptos abstractos ya sean de carácter natural, ya de carácter espiritual.
Su colorido, plasticidad, y poder para formar y recrear figuras y escenas impactantes en nuestra imaginatio y en nuestra phantasia.
Estos cuatros aspectos básicos que se desarrollan en distintas vertientes son los motivos principales por los que encontramos una conexión entre los relatos y personajes míticos, y los superhéroes y narraciones superheroicas.
Aunque pudiera tener algunos precedentes, el fenómeno del superhéroe nace en 1938, de la mano de Jerry Siegel y Joe Shuster, con el personaje de Superman en el primer número de “Action Cómics”. Se trata de un héroe que, inicialmente, se enmarca en el formato de revistas pulp y tiene sus principales antecedentes en los personajes que se desenvuelven en las Detective stories.
No es Superman un producto directo de la temática ni de las revistas de ciencia ficción o fantasía; sino de sus hermanas las revistas de temática policíaca. Superman era una especie de detective forzudo (como aquellos “hércules” de circo que tanta divulgación tuvieron durante aquella época), que se dedicaba a “desfazer entuertos”, y que derrotaba a gangsters y delincuentes, gracias a la fuerza de sus músculos de descomunal potencia, y a su capacidad acrobática de pegar saltos monumentales.
Detective Comics. Portada 1939.
Pronto Superman se “mitologizó”, y las claves que le llevaron a ello se centran, en especial, en sus poderes, su traje vistoso y su doble identidad. Poco a poco se le fue viendo no como un hombre normal sino como un ser extraordinario: Una nueva divinidad pagana, que procedía del Olimpo propio del “horizonte de expectativas”(1) de la décadas de entre los 40 y 70 del siglo XX. Superman pertenece al horizonte del mundo espacial y extraterrestre. Y concretamente al planeta llamado Krypton, a muchas galaxias de distancia de nuestra Vía Láctea.
Superman implicó el inicio de todo un mundo superheroico en que, prácticamente casi todos los héroes se emparentaban con los detectives y los ladrones de guante blanco de las citadas Detective stories: Los Batman, Hourman, Dr. Mid-Nite, Atom, Sandman, de aquella época eran detectives disfrazados. De hecho, el principal título de la colección en que, precisamente debutó Batman, y también “la casa” de otros de los superhéroes citados era Detective Cómics, de donde proceden las siglas de DC).
Adventure Comics. Superman.
Sólo el Dr. Fate o The Spectre mostraban un origen mixto al conjugar la magia arcana o el terror con los relatos de policías y ladrones. Aunque su origen explícito o denotativo eran las historias de bandas de maleantes callejeros, no obstante, en sus poderes extraordinarios, sus atuendos coloridos y sus dobles personalidades radicaba, en forma de “correlatos intencionales”, su posterior mitologización hacia una progresiva conversión en los nuevos dioses paganos de la modernidad, de ese capitalismo liberal tan denostado por la izquierda comunista. No en vano, ciertamente, estos héroes fueron empleados para plantar cara “cultural” al comunismo en plena Guerra Fría. Por ellos se llegó a conjugar el origen espacial de algunos con una posible invasión de los soviéticos, que, a modo de malévolos y taimados “extraterrestres”, vienen a invadir el mundo libre y democrático del mundo occidental.
Son los superhéroes representantes de la democracia y del capitalismo liberal, sin ninguna duda y, en cierto modo, durante los años 40 y 50 sirvieron de propaganda para el american way of life. A diferencia de los antiguos héroes mitológicos, adalides de la elites guerreras, los superhéroes norteamericanos son iconos y símbolos de las clases medias que ascendieron con el capitalismo consumista del siglo XX. No obstante, a pesar de un cierto uso político e ideológico, es innegable que en ellos estaba un poder evocador, heroico, plástico y fascinador que les emparentaba con los antiguos héroes y dioses mitológicos. Poco a poco esos héroes-detectives, esos héroes-propaganda se volvieron dioses, semidioses y héroes de tragedia griega. Progresivamente, Superman se volvió un Zeus o un Apolo extraterrestre, Wonder Woman, una nueva y feminista Atenea, o Flash, un Mercurio de estética Pop. Quizás por su antigüedad y porque tuvieron más años para desarrollarse son los superhéroes de la DC Cómics los que absorbieron y asimilaron antes el espíritu paganizante de las mitologías de la Antigüedad, y se metamorfosearon en una suerte de rejuvenecimiento liberal-capitalista de aquellos evocadores “dioses olvidados”.
Liga de la justicia. Portada 1989.
Los héroes de la Marvel, su principal competidora, tardaron más en ese proceso, aunque, finalmente, lo lograron igual. Nacen los héroes de la Marvel con una impronta de competitividad con la DC. De modo muy sagaz, Stan Lee supo que el inicio del fracaso en un sistema de competencias es imitar al contrario sin aportar una marca o criterios de novedad. Por eso mismo, como buen editor que manejaba exquisitamente el marketing, lanza sus “héroes callejeros”: una suerte de hombres con problemas que, de forma azarosa, han ido adquiriendo sus poderes, lo cual no les ha quitado sus problemas cotidianos, sino que, al contrario, los han agravado enormemente. Unos héroes más cristianos que paganos. Les mueve, a pesar de sus preocupaciones personales, la “caridad” por el prójimo. Son hombres y mujeres “empoderados” que se entregan al mundo. Alejados de los perfectos, místicos, e idealizados héroes de la DC, los héroes de la Marvel se mueven por las calles o los rascacielos de Manhattan. Son problemáticos, irascibles, y pródigos en tormentos interiores. Ese es el inicio de Spiderman, Daredevil, Hulk o Los Cuatro Fantásticos.
Hulk. Portada 1979.
Pero, ¿acaso estos héroes callejeros estaban alejados de la “mitologización”? Poco a poco, al igual que los de DC, sus semillas paganas irán desarrollándose hasta alcanzar su plenitud y potencialidad mítico-poética. De este modo, los primeros héroes de la nueva Marvel que fueron LosCuatro Fantásticos son alegorías de los cuatro elementos empedócleos, que se identifican, no sólo en materia, sino en espíritu, con el agua-el hombre elástico, el aire-la chica invisible, el fuego-la antorcha y la tierra-la mole. De hecho, sus personalidades se alegorizan con cada elemento, así pues, Reed Richards tiene una mente flexible, sagaz e ingeniosa como el correoso y líquido elemento, Susan Storm su esposa, se muestra tierna y comprensiva como el soplo de una suave y sutil brisa, Johnny Storm, ardiente y pasional como el fuego devorador y expansivo, y Ben Grimm, iracundo pero noble como la rugosa y sólida tierra.
Pero si Los Cuatro Fantásticos son alegorías, otros personajes de la Marvel no dejan de presentar sus semillas míticas como la capacidad totémica de Spiderman y sus enemigos (todos ellos tótems de animales como el escorpión, el pulpo, la mosca, etc), o la alegoría antitética de Daredevil, un cristiano católico que se viste de diablo para llevar el bien en las oscuras noches de la Cocina del “Infierno”; el Capitán América es un Hércules de la libertad y los valores democráticos estadounidenses. Y será justo en la Marvel donde ya se presente a las claras la figura de un dios real hecho superhéroe, como Thor, el asgardiano dios del trueno y de la lluvia, o el semidiós griego Hércules, su amigo y compañero que, a modo de Sancho acompaña al propio Thor-Quijote, en diversas aventuras, lo que supone el contrapunto bonachón y gracioso del solemne y presuntuoso hijo de Odín. Si, en una suerte de hipotexto icónico, la DC encubre metonímicamente a los dioses de la Antigüedad, la Marvel los exterioriza sin pudor y, con ello, “superheroiza” la mitología clásica.
Portada 1943.
Permítaseme a estas alturas una cita erudita de W.J. Schelling, uno de los filósofos románticos que mejor interpretó los dioses paganos:
30. La ley determinante de toda forma de los dioses es, por un lado, pura limitación y, por otro, el carácter absoluto indiviso. Pues ellos son las ideas intuidas realmente. Pero las cosas particulares no son en las ideas, sino que están verdadera o absolutamente divididas y sin ser verdaderamente uno, a saber, igualmente absolutas. Por consiguiente, la ley determinante del mundo de los dioses es también, de un lado, la separación o limitación y, de otro, el propio carácter absoluto.
Schelling, “Filosofía del arte”, p. 174.
Aquellos dioses de la Antigüedad se mueven entre la alegoría y el evemerismo(2), perfilan y delimitan el “infinito” de una realidad natural espiritualizada, y moralizada con los valores de la virtud, coraje, u honestidad; transfiguran el horizonte de expectativas mental y material de la época grecorromana; del mismo modo, en los dioses superheroicos se encierra, se limita y se enmarca el “absoluto” de la realidad contemporánea: la sociedad capitalista, urbana, democrática, industrial, consumista, de la segunda mitad del siglo XX, con su valores éticos de la libertad, la ambición, el interés y la diligencia del trabajo. Valores clásicos grecorromanos frente a valores cristianos de corte calvinista.
Adventure Comics. Portada 1939.
Los cómics de superhéroes no son infantiles, son adolescentes o pre-adolescentes, a lo sumo. De hecho, yo me apasioné con ellos a los once, doce y trece años. Y ello es porque la “moral mitémica” que los insufla resalta valores de un pathos idealizado basado en el dinamismo y la pureza de la eticidad juvenil: valentía, honor y libertad son códigos juveniles, no infantiles. Cuando entré en la universidad dejé los cómics. Quizás era el abandono de mi infancia y mi adolescencia, la que dejaba atrás, y con ellas, sus símbolos, los superhéroes, con los que me recreaba y me escapaba a mundos idealizados y maravillosos. La universidad supuso la vida real, la fase del esfuerzo para entrar al mundo adulto. Es como cuando el mito, sea pagano sea debidamente cristianizado, dio paso al racionalismo francés y al empirismo inglés que trajo una cruda realidad a la mente humana.
El hombre increíble.
Los mitos fueron denostados en la segunda mitad del XVII y prácticamente todo el XVIII por criterios cartesianos y sensistas. Los seguidores de Descartes, los Bacon, los Hume, los Voltaire y la propia Enciclopedia, o bien arremetieron contra ellos para presentarlos como fábulas y fantasías de una etapa primitiva del ser humano, o bien, “desmitologizándolos”, los utilizaron como herramientas para remarcar la racionalidad y experimentación de la ciencia.
De ese modo, yo me volví un racionalista radical, traumado por el mundo real de los estudios superiores. Y resulta paradójico, ya que estudié Filología Clásica, así que ese contacto con la mitología desde mis estudios podría haberme acercado a los superhéroes de nuevo, pero, ciertamente, no era consciente de ello y mi único objetivo era aprender y terminar las etapas de la carrera universitaria. De todas maneras, con todo el análisis exhaustivo que queramos hacer en la relación del superhéroe con el cómic, su verdadera unión surge de una conexión del espíritu con una suerte de reflexión intuitiva.
Cuando termine la universidad y ya me instalé en el mundo laboral, de una forma u otra, me volvieron las ganas de leer cómics de superhéroes y, curiosamente, con una fuerza ascendente como nunca había visto. No se puede negar que en todo esto hay mucho de espíritu proustiano, quería recuperar mi propio olor y sabor de la magdalena, en las hojas de color sepia y en las imágenes coloridas de los superhéroes. Pero, cuando ese efecto proustiano fue pasando, dio paso a una etapa de profundización e interiorización de los motivos de por qué leía los cómics de superhéroes y, sin que la pasión nostálgica y sugestiva por aquellas figuras vistosas y majestuosas disminuyera, se le unió un afán crítico de estudiar el fenómeno superheroico en correspondencia con las teorías de la recepción y del evemerismo que ahora mismo sigo llevando a cabo. De igual forma que me sucedió a mí, ocurrió con el propio mito, cuando la ola racionalizadora y empirista del siglo XVIII pasó, y llegó el XIX con su estética romántica y decadentista, que revigorizó y revitalizó el espiritualismo de los mitos paganos. Posteriormente, el siglo XX reutilizó el paganismo romántico, entremezclándolo con el racionalismo de las distintas ciencias, exactas y humanas.
“En busca del tiempo perdido” de Marcel Proust. Editorial Aliaza.
Las figuras mitémicas de los superhéroes, a modo de iconos paganizantes, se entremezclan con los inventos de la fisión nuclear (Superman), la física cuántica (The Atom), la química y la electricidad (Flash), la radiactividad (Spiderman, Hulk). Actualmente, el cómic superheroico se reconoce a sí mismo como un género mítico-lógico (mithos–logos), y acrecienta y exterioriza más que nunca su marco poético pagano a la vez que interioriza el cientificismo y la tecnologización vigentes. Con ellos, no podemos obviar que se está produciendo un fenómeno preocupante de “corrección política” en los superhéroes, de quererlos convertir en iconos de ideología de género, defensores de las minorías étnicas, o de los colectivos LGBTI, lo cual acabaría con su espíritu clasicista basados en la virtus homérica y la honorabilidad caballeresca. Por eso mismo, lectores de mi generación abandonan, más a menudo, los nuevos cómics por recuperar los clásicos, aunado al factor proustiano que siempre está presente.
Hay un cierto hegelianismo en todo esto, una “tesis” mitológica que se contrapone a una “antítesis” racionalista y a su vez a una “síntesis” romántica para dar pie a una nueva “tesis” que aúna el mito en una nueva forma de héroe mítico: el superhéroe, que conjuga todas las etapas anteriores de paganismo, racionalismo, y romanticismo. Igualmente, me encuentro yo en mi relación con el comic superheroico: una adolescencia paganizante con una juventud universitaria profundamente racionalista, una pre-madurez romántica que anhela recuperar los mitemas superheroicos y, por último, una madurez analítico-sentimental que conjuga mi pasión proustiana por los superhéroes con su estudio argumentativo y científico.
Daredevil. Portada 1982.
Actualmente, el cómic de superhéroes regresa con fuerza en formatos como el cine, u otros medios audiovisuales como teleseries o videojuegos. La humanidad está cansada de su propia commoditas, y de alguna manera, se está neopaganizando, ya que ha perdido trascendencia religiosa y percibe que esos héroes guardan aquellos antiguos valores clásicos que, aunque perdidos, los desearía recuperar. “El superhéroe-dios olvidado” recrea y refuerza un ethos que fue, que ya no es, y que no sabemos si será…; ya no tengo muchas esperanzas de recuperar aquellos valores mítico-superheroicos; al menos, me queda, cada vez que leo cómics antiguos, que siento, durante unos instantes, el sabor evocador de una juventud perdida que ya no volverá, pero que la fascinación mito-poética de los superhéroes congela en una eternidad ficticia pero hermosa.
(1) Este concepto junto con el de “correlatos intencionales” procede de las teorías de la Estética de la Recepción de Hans Robert Jauss y Wolfgang Iser (recomiendo consultar estos autores en las entradas, en las que yo mismo he contribuido, del Diccionario Hispánico de la Tradición y Recepción Clásica, obra colectiva, coordinada por Fco García Jurado, Madrid, Guillermo Escolar, 2021).
(2) El “evemerismo” es un concepto hermenéutico que procede de Hierá Anagrafé, la obra perdida del autor griego Evémero de Mesene (s. IV. a.C.), donde supone que los dioses fueron, en realidad, antiguos hombres caracterizados por notables y destacados actos (enérgetai) e inventos (heurétai), que el olvido los acabó divinizando. El evemerismo fue una potencial herramienta de interpretación de la mitología pagana en manos cristianas, racionalistas y empiristas. A partir del siglo XIX cambia de orientación y con la estética romántica y decadentista gira su enfoque y muestra que los dioses se camuflan entre hombres corrientes. Ese será, en buena medida, el marco en el que se moverán las dobles identidades de los superhéroes norteamericanos (véase mi entrada de “evemerismo” en el citado Diccionario Hispánico de la Tradición y Recepción Clásica).