La pacífica revolución mexicana

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@Spesetcivitas

Por ahí dicen que el tiempo es cíclico. Y yo sí lo creo. Al menos en México, sí me parece así. La independencia, la revolución y estos momentos actuales, tienen cien años de diferencia cada uno, más o menos. Y yo lo que creo es que México vive una pacífica revolución. Me explico.

México acaba de tener elecciones intermedias. Elecciones que redibujaron al país. La ciudad de México se dividió entre el partido oficial (Morena) y la oposición; y de los quince estados donde hubo elecciones para gobernador, Morena ganó once, y la oposición el resto. 

Después de un periodo preelectoral agotador, que se sintió como una eternidad, nos pudimos dar cuenta de varias cosas. Por ejemplo, los medios estaban, en general , en contra de Morena. Estos medios no perdieron oportunidad de hacer públicos los errores de la administración presente (apoyar a Salgado Macedonio, el caso Cienfuegos, la línea 12 del metro, por mencionar algunas). Pifias, si me preguntan a mí, graves. 

Entonces, con estos errores, que no son poca cosa, ¿Por qué recibió tanto apoyo el actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador? ¿Quién votó por él? Yo creo que este apoyo al presidente está en las clases bajas mexicanas, que, por fin, por medios democráticos han encontrado la manera de unirse y hacer enojar, cuando menos, a las élites del país (me hubiera gustado decir a la clase gobernante, pero ya no es tan sencillo). 

Y digo hacer enojar, porque aún no es seguro si el Peje, como es conocido López Obrador, realmente esté ayudando a estas personas a salir de su condición de oprimidas. La historia lo dirá, como siempre lo hace. Pero hoy por hoy, yo no sé si lo está haciendo. Lo que me queda claro es que no gobierna para la clase que históricamente ha tenido el dinero y el poder en México. 

Y con esto no quiero decir que el Peje sea revolucionario. Simplemente, ha encontrado la manera de que un sector de la población, históricamente relegado, pueda quejarse, hacer enojar y tener esperanza, cuando menos. 

Y hacerse notar es mucha cosa. No es para menos. Pero, insisto, además de hacer enojar a la antigua clase gobernante, está en entredicho que vayan a conseguir más cosas ¿A dónde puede llegar esta revolución sui géneris? ¿Qué va a pasar con este movimiento pacífico de las clases bajas? 

Yo por mi parte, no sé por cuál lado irme. Tenemos una revolución extraña o, por decirlo de manera más precisa, coja, chimuela, porque carece de muchas cosas. Da la impresión a veces de que es nada más un genuino cambio de régimen, pero que las prácticas siguen siendo las mismas. Tenemos a la gente de menores recursos unida y, al parecer, según lo que dicen las elecciones, contenta con su gobernante. Y, por otro lado, tenemos a la vieja guardia de políticos, que sabemos no nos van a llevar a ningún lugar bueno. ¿Qué hacer? ¿Qué pensar? Yo no lo sé. 

MDNMDN