Perdió México en el mundial, otra vez. Pero, a diferencia de otras veces, esta vez perdió antes. Ya hemos escuchado mucho sobre eso, que si es culpa de Tata, que si es culpa de los jugadores, que si es culpa de Televisa o los dueños del futbol mexicano. Que si todas las anteriores. Y sí, yo soy de los que quisiera tener un equipo de futbol más ganador del que me ha tocado en mi vida. Pero no, no soy de los que sepa qué pasa o qué se deba de hacer.
Más bien, tengo otras dudas. Como por ejemplo, ¿por qué el mundial no lo hacen en países pobres? Siempre es en países con algún tipo de infraestructura que pueda albergarlo. Pero si es tanta la derrama económica que recibe, ¿por qué no hacerlo en países pobres, y que estos se vean beneficiados del mundial? O, que los países ricos ayuden a los países pobres con dinero, para que puedan ser anitriones de un mundial. Quizá estoy diciendo sandeces. Pero me parece que es un negocio de ricos para ricos entre ricos.
¿Quiénes van al mundial? ¿Quiénes son los dueños del futbol en el mundo? A mí me parece muy interesante, que el futbol sea un negocio privado, que administra tanta emoción de un país, que no es algo privado. No digo que esté mal, solo digo que es algo digno de subrayarse.
Y de ahí podemos elaborar mucho más. Que si la propiedad privada, que si los estados nación, pero no nos vayamos tan lejos. Creo que vivimos en un mundo controlado por las empresas y el libre mercado, con todos los beneficios y defectos que esto conlleva. Porque la FIFA es más grande que un país, incluso que un continente. Ver un partido de futbol entre EEUU e Irán, es algo que solo esta institución permite.
Y, lo dicho: el futbol es privado.
Es decir, el negocio más grande del mundo, la máxima autoridad, la religión más poderosa de hoy día, es este deporte, en el que parece, por momentos, que cualquiera puede ganar. Que cualquiera puede llevar a su equipo a la gloria. Que cualquiera puede salir de la calle y volverse un héroe eterno, al nivel de Aquiles. Porque ha pasado. Ahí está Messi, por ejemplo.
Claro que es más saludable encontrar la eternidad en una cancha de futbol, que en un campo de batalla. Viéndolo así, hemos evolucionado para bien. Pero, vivimos en tiempo de grotesca desigualdad, y el futbol, me parece, es un cómplice y artífice más de esta horrible situación.
De igual forma, con tantas zonas en guerra, con tantos conflictos armados alrededor del mundo, no sé si sea bueno o malo, que por momentos todo parezca reducirse a un problema de una pelota. El futbol, para bien y para mal, nos hace a casi todos mirar a otro lado del sufrimiento humano.
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