Por María del Pilar Rivera Sánchez

Mi mamá nos cuenta a mis hermanos y a mí que los preparativos para la fiesta de la Candelaria en Tulte iniciaban cuando mi abuelito Rodo se empezaba a poner nervioso y se emocionaba porque había que poner su casa lista para la feria de su pueblo.
Meses antes del 2 de febrero mi abuelito y mi bisabuelo Juan empezaban a restaurar las partes de sus casas que lo necesitaban. Y les pedían a mi abuelita Emi y a mi bisabuelita Isabel que fueran comprando todo lo que se requería para hacer el mole para la Candelaria.
Para mi abuelito Rodo cada 2 de febrero era una fecha muy especial en su vida. Mi abuelito era de un pueblo que se llama San Pedro Tultepec de Quiroga en el municipio de Lerma en el Estado de México, de cariño le decimos al pueblo “Tulte”. Fue fundado por Don Vasco de Quiroga en 1535 año en el que también se inició la construcción de la iglesia principal del pueblo.
Tulte era una isla de la laguna y del río Lerma. Situado en una zona lacustre recordaba a la gran Tenochtitlán, por eso Don Vasco de Quiroga invitó a algunos indígenas de origen azteca para habitar Tultepec.

El 2 de febrero se celebra la fiesta principal en honor a la Virgen de la Candelaria. Todos en Tulte esperan esta fiesta durante todo el año, y nosotros, gracias a mi mamá, compartimos también esta emoción.
Esta advocación de la virgen María lleva cargando al Niño Jesús en su mano derecha y en la mano izquierda lleva una candela o vela, señal de que Jesús es la luz que ilumina al mundo. La fiesta se celebra con motivo de la presentación del niño Jesús en el templo.
Todo lo que me platica mi mamá sobre la fiesta es lo que ella recuerda desde niña cuando iba de Toluca a Tulte , ya que mis abuelitos Rodo y Emilia casi siempre eran invitados por los mayordomos de la feria para ayudar hacer los rezos de los rosarios y dar pláticas de formación en nuestra fe a quienes participaban en la organización de la festividad.
La preparación está a cargo de un grupo de personas que se conforma por varios matrimonios. Una pareja líder a quien llaman “mayordomos” y otras 12 parejas de esposos (como los 12 apóstoles) a quienes llaman “topiles”. Todos ellos serán los encargados de estar al frente de las actividades que se requieran para preparar la fiesta. También participan otras personas a quienes llaman “bienhechores” y ellos tienen la función de apoyar de forma voluntaria ya sea económicamente, en especie (semillas, animales para comer, etc.) o con trabajo (cocinar, barrer, faenas, etc.).
En mi familia, mi bisabuelo Juan, mi tío bisabuelo Poli y mi tío abuelo Sergio fueron mayordomos hace varios años en diferentes ocasiones. Además mi bisabuelo Juan fue también fiscal de la iglesia, por un año tuvo a su cargo los diferentes servicios que se requieren en el templo. Ser mayordomo y fiscal son un honor para los elegidos y para toda su familia.
En la segunda ocasión que mi tío abuelo Sergio fue mayordomo yo acompañé a mi mamá, quien tras la muerte de mi abuelita Emi, tomó su lugar para ayudar con el rezo de algunos rosarios por la tarde. En el trayecto de mi casa a Tulte mi mamá nos contaba lo que mi abuelito Rodo les platicaba a mis tíos y a ella acerca de cómo eran los preparativos de la feria cuando mi abuelito era niño:

En esa época se cocinaba con leña, desde meses antes de la fiesta los hombres iban al bosque de Ocoyoacac por donde esta una zona muy bonita que llaman “La Marquesa” a cortar los árboles para hacer la leña y traerla para tener suficiente para cocinar durante toda la temporada de preparativos. De Tulte salían los hombres y niños a pie y regresaban cargando la leña en un amarrado con tela que se colgaban en la frente. Pienso que eso era muy cansado.
Otros grupos de personas salían para otros pueblos para tratar con la gente de otros lugares el intercambio de productos que se consumían durante la feria; por ejemplo, iban por el pan a otro pueblo que se caracterizaba por preparar un pan rico y especial al que se le llama “pan de feria”. Mi abuelito platicaba que se llevaban varios días en caminar hasta esos lugares. Al llegar a las otras comunidades saludaban y conversaban un poco antes de iniciar la negociación e intercambiar los productos que llevaban de Tulte por los otros productos que ellos necesitaban. Después del trueque o intercambio, venía la despedida en la que ya pactaban el intercambio para el siguiente año.
Todo esto hacía que distintas actividades para preparar la festividad tuvieran que ser llevadas a cabo con días, semanas y algunas con meses de antelación. Con los años han cambiado algunas costumbres, pero aún lleva tiempo la preparación de la fiesta.
Meses antes de la fiesta, desde noviembre, se acostumbra salir de la casa de los mayordomos a la iglesia principal del pueblo para ir por la Virgen y llevarla a casa de los mayordomos nuevamente en procesión. Mientras se va caminando a la iglesia y sobre todo ya de regreso con la Virgencita la gente va cantando y rezando, se llevan flores y se echan cuetes en señal de que ya va la virgen para iniciar todo lo que concierne con la feria.

A partir de que llega la Virgen con los mayordomos, las puertas de la casa de esta familia se abren para todo el pueblo. Desde ese día los mayordomos y sus topiles les ofrecen de comer a todo aquel que guste ir a saludar a la Virgen a casa de los mayordomos. Se rezan rosarios por la mañana y por la tarde. Al finalizar cada rezo se ofrece también algo para comer a quienes participaron.
Durante estos días nunca faltan los tamales de frijol, haba y sal. El arroz y el mole rojo con pollo o guajolote. También hay tortillas de maíz hechas a mano. Yo he aprendido hacer tortillas cuando voy a rezarle a la Virgen con mi mamá. Hay más variedad de comida pero yo de la que me acuerdo es de esta que menciono.
La casa de la familia de los mayordomos se transforma por completo, con la llegada de la Candelaria siempre hay gente, perros y niños jugando, entre esos niños, hemos estado también mis hermanos y yo. Hay músicos también, mi mamá dice que son bandas de viento, y están tocando su música casi todo el tiempo. Se escuchan gritos, música, rezos, chillidos, etc.
Hay un área que disponen para cocinar con fogatas de leña, ollas tan grandes que podría caber yo, unos trastes enormes, pollos y guajolotes muertos a los que están desplumando, comales gigantes llenos de tortillas. Algunas veces se escuchan licuadoras moliendo o se pueden ver mujeres moliendo sobre piedras que llaman metates. Todo el lugar huele a leña, comida y cera derretida de los candelabros que hay para la Virgen.

Llega la calma y el silencio cuando hay que rezar el rosario, sobre todo si mi mamá dirige. Pero el olor a té, café, ponche o atole despierta el antojo de todos los que estamos rezando. Por las noches con estas bebidas calientes pasan charolas enormes de pan de fiesta. Pero no es todo lo que se ofrece, desde la mañana hasta la noche el menú cambia diario para sorpender y agasajar a los invitados con platillos diferentes.


Por doquier hay sillas, mesas, manteles, veladoras encendidas, flores y otras imágenes de santos que vienen de otros pueblos a acompañar a la Virgen. Diario llegan las visitas especiales de la Virgen que son los santos u otras imágenes de diferentes advocaciones de la Virgen provenientes de otras comunidades. Llegan en procesión y con mucha gente a la que hay que atender de manera especial.

Y cuando te vas de la casa de los mayordomos no lo haces con las manos vacías: en unas ollitas o trastes de barro (cuando mi abuelito era niño, ahora en desechables) te dan tu taquito o itacate para que te lo lleves a tu casa.
Para este 2 de febrero 2021, la Virgen de la Candelaria salió de la iglesia a la casa del mayordomo el 22 de noviembre de 2020. Desde entonces ya lo saben, la casa del mayordomo está abierta de par en par.

El domingo correspondiente a ocho días antes de la feria, se realiza un paseo en el que familias o grupos de personas participan disfrazados, con carros alegóricos y música, mientras caminan por diferentes calles del pueblo regalando dulces o fruta. Esto es como anuncio de que ya inicia la feria de la Candelaria.


Alrededor de una semana antes de la fiesta de la Candelaria, los padrinos del vestido de la Virgen llegan igualmente en procesión con música de banda de viento, flores, cuetes y más gente a la casa del mayordomo para vestir y arreglar a la Virgen. Un grupo de mujeres tiene el honor de vestir a la Virgen. En una habitación asignada para esta actividad, se tiene todo el cuidado y respeto de proveer lo que estas mujeres van a requerir para bañar, peinar y vestir a la Virgen. Afuera, todos aguardan disfrutando de la buena música que toca la banda (en Tulte por haber muy buenos músicos incluso algunos de ellos integrantes de orquestas sinfónicas y filarmónicas, son exigentes con esto) y rezan. Adentro el grupo privilegiado de mujeres mientras arreglan a la Virgen también le rezan y le cantan. El nuevo vestido lo llevará puesto durante el año. Una vez lista la Virgen es llevada afuera de la habitación en medio de aplausos y vivas. ¡Ahora sí ya está todo listo para celebrar en grande a la Candelaria!
Para la feria de este año mi tío fue elegido como padrino del vestido de la Virgen y por ser hombre, mi tía y mi mamá serían las madrinas de la Virgen para arreglarla y vestirla. Debido a la pandemia por COVID y para tener cuidado de la salud de todos esta bonita tradición la llevarán a cabo solo la esposa del mayordomo y algunas esposas de los topiles. Mi tía, mi mamá, mi hermanita y yo nos quedamos con las ganas de poder servirle a la Virgen pero entendemos por qué no será posible aunque nos hubiera gustado mucho. Mientras escribo este texto en Tulte están vistiendo a la Virgen con los vestidos que mi tío les mando al Niñito Jesús y a la Virgencita.


San Pedro Tultepec, es un lugar reconocido por sus buenos músicos y el gusto por la música. La familia Meza que son compadres de mis abuelitos y que está conformada por músicos profesionales organizan desde hace varios años el Festival Nacional de Bandas Sinfónicas Infantiles y Juveniles provenientes de diferentes estados de nuestro país.
Durante dos días desde el amanecer hasta altas horas de la noche llegan en camiones los integrantes de estas bandas a la casa del mayordomo para ser recibidos por él y su esposa y saludar a la festejada que es a quién van a deleitar con sus interpretaciones. Después de comer los músicos se dirigen a la explanada de la iglesia para su presentación. El duelo se pone interesante, conforme se van encontrando las bandas en la explanada los ánimos van aumentando, pues cada banda quiere demostrar al pueblo y a los integrantes de otras bandas su capacidad de interpretación de las piezas que eligen tocar.
Conocedores de música de otros lugares y público en general nos congregamos para escuchar sus excelentes interpretaciones. El ambiente festivo ocasiona que a veces,la gente se ponga a bailar.
Al segundo día de este festival se les invita a todas las bandas participantes para armar una orquesta monumental conformada por más de 200 músicos que llevados por un director invitado para tal acontecimiento nos hacen vibrar a todos los presentes. He visto a gente llorar de emoción, bailar y aplaudir de pie por la ejecución de las piezas realizadas de forma magistral. Este año debido a la pandemia el festival se transmitió de forma virtual. La presentación incluyo material de otros años y algunas piezas que las bandas invitadas pudieron hacer antes de la pandemia.

El primero de febrero una vez más en procesión sale la Candelaria de la casa de los mayordomos para regresar a su casa que es la hermosa y pequeña iglesia de piedra de Tulte. Inician las danzas tradicionales realizadas por familias que de generación en generación se dedican a bailar para la Virgen. Se celebra una misa de acción de gracias y por la noche se encienden los primeros castillos de pirotecnia en honor de ella.


Llegado el 2 de febrero, en la mayor parte de las familias de Tulte se organizan comidas para varios invitados. Al mediodía se celebra la misa solemene presidida ahora por el Arzobispo de Toluca. A la misa se acostumbra llevar a los niñitos Dios vestidos con ropas especiales para recordar el motivo de esta gran celebración y cantarle las mañanitas a la festejada.
En la que fuera la casa de mis abuelitos, que ya fallecieron, mis tíos y mis papás reciben a mi familia y amigos con una comida muy rica en la que hay arroz rojo, mole verde y rojo, frijoles. También hay deliciosas tortillas hechas a mano. Y no pueden faltar los tamales de frijol, haba y sal que son el pago para quienes sacaron Niñito Dios en la rosca de reyes del 6 de enero.
Luego llevamos a nuestros invitados a la iglesia para que saluden a la Virgen y puedan ver el bonito arreglo floral que se hace a toda la iglesia principal: desde la puerta hay un arco decorativo muy colorido que refleja la gran imaginación y cariño a la Virgen de los artesanos que lo realizan.
Varias horas después de comer vamos a los juegos mecánicos. Y por la noche volvemos a disfrutar de otro castillo de pirotecnia. Para mi abuelito Rodo era un gran día, y ahora sus hijos y nietos seguimos haciendo de este día nuestra gran celebración de la Candelaria.






Cada vez que recuerdo a mi abuelito Rodo a través de lo que mis tíos o mi mamá me platican de Tulte, de nuestra familia y de nuestras tradiciones siento que mi abuelito sigue ahí. Mi abuelito amaba a su pueblo y sus costumbres, se sentía orgulloso de sus raíces. A mis hermanos y a mí nos encanta ir a Tulte algunos fines de semana o en vacaciones.
Y siempre que mi mamá abre la puerta de la casa de mis abuelitos lo primero que vemos al fondo es el oratorio que mi abuelita Emilia mando hacer para que fuera el centro de su casa y ahí estuviera la Virgencita de la Candelaria. Al entrar mi mamá nos hace hincarnos desde donde estamos en reverencia, luego corremos hasta una pintura de la Virgen que está en medio del oratorio para saludarla y decirle con mucho gusto que ya llegamos a Tulte.

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