Por Ana Lilia Moreno
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A lo largo del tiempo, tanto el lenguaje, como las actividades humanas, se han visto sometidos a cambios constantes y significativos derivados de la globalización comunicativa e imposición social y partidista. También la tecnología ha acortado distancias, eliminando barreras territoriales, culturales, sociales, económicas, entre otras, sin embargo, esta velocidad impresionante de la comunicación ciberespacial, ha propiciado también cambios estructurales en el pensamiento y la ideología de las personas, lo que conlleva a cambios radicales en las conductas y comportamientos que detonan en la adaptación lingüística.
El lenguaje humano representa el medio por excelencia para el procesamiento de la información que se recibe del exterior. A través del análisis de los significados de todo lo que se percibe mediante los sentidos, se estructuran las palabras que representan la cognición o la representación de las cosas, es decir, lo que le da el significado a los actos. Este sistema o código lingüístico es esencial para interpretar los procesos cognitivos. Sin el lenguaje, el conocimiento y los procesos sociales que se han sucedido a través de la historia tal y como los conocemos no tendrían posibilidad de ser.
Según la Real Academia de la lengua Española, el lenguaje es la “facultad del ser humano de expresarse y comunicarse con los demás a través del sonido articulado o de otros sistemas de signos”.

Las intercomunicaciones en la modernidad han requerido la constante integración de medios de comunicación que posibilitan la interacción entre los diversos grupos socioculturales a nivel mundial, por lo que, el lenguaje se ha visto en la imposición de adoptar algunas tipologías que visibilicen e incluyan a los innumerables géneros humanos, desde la perspectiva biológica hasta las ideologías políticas, de esta manera se muestran algunos de ellos:
- Lenguaje de accesibilidad: también conocido como accesibilidad de comunicación, se refiere a las denominaciones, recursos y sistemas lingüísticos para habilitar la participación de las personas con discapacidad en el diario acontecer, empleando métodos de comunicación específicos como la lengua de señas o el braille, el lenguaje de signos táctiles, el código morse, entre otros.
- El lenguaje inclusivo en cuanto al género, lenguaje incluyente o lenguaje no sexista se refiere a la creación y uso de términos que visibilizan a los grupos demográficos con identidad de género y orientación sexual diferente.
- El lenguaje inclusivo se aplica también a los términos en masculino que incluyen claramente en su referencia a hombres y mujeres cuando el contexto deja suficientemente claro que ello es así, de acuerdo con la conciencia lingüística de los hispanohablantes y con la estructura gramatical y léxica de las lenguas románicas.
Existen también diversas consideraciones acerca de la estructura gramatical del lenguaje y partiendo de ello es de vital importancia esclarecer una terrible confusión que existe al respecto. Es necesario aclarar estas terminologías y definiciones para poner de manifiesto la imposibilidad de modificar este código lingüístico tan enriquecedor que es el español.

Lenguaje inclusivo en cuanto al género en español
Es importante no confundir el género gramatical (categoría que se aplica a las palabras), el género como constructo sociocultural (roles, comportamientos, actividades y atributos que una sociedad determinada en una época determinada considera apropiados para los seres humanos de cada sexo) y el sexo biológico (rasgo biológico propio de los seres vivos).
El género gramatical se manifiesta en los sustantivos, adjetivos, artículos y algunos pronombres. En los sustantivos y adjetivos existe únicamente el morfema de género masculino y el de género femenino. El género neutro se ha conservado en unas pocas palabras, como aquello, eso, esto, ello, alguien, algo y lo.
En español hay distintos mecanismos para marcar el género gramatical y el sexo biológico: a) terminaciones (chica/-o), b) oposición de palabras (padre-madre) y c) el determinante con los sustantivos comunes en cuanto al género (el/la estudiante, este/esta representante). También hay palabras específicas (sustantivos epicenos) que tienen un sólo género gramatical y designan a todas las personas independientemente del sexo biológico (la víctima, la persona).
Los principales retos del español para una comunicación inclusiva, en cuanto al género, son la confusión entre género gramatical, género sociocultural y sexo biológico. El nivel de conocimiento de los recursos que ofrece la propia lengua para hacer un uso inclusivo dentro de la norma y las asociaciones peyorativas que han heredado del sexismo social algunos equivalentes femeninos.
Expuesto lo anterior se enfatiza con mayor claridad la imposibilidad de alterar el género gramatical y con ello modificar el lenguaje, no obstante, en algunos casos y contextos se emplea el desdoblamiento, que consiste en emplear la versión femenina y masculina para la misma palabra, con la finalidad de visibilizar a las mujeres, a raíz de las constantes manifestaciones feministas, que han exigido que no se les discrimine con el lenguaje y que se anulen los términos machistas. Aunque esta tipología, cuando se usa con frecuencia y en todo ámbito y contexto, suele causar confusiones en la comunicación oral y escrita propiciando a su vez incoherencias o imprecisión en el mensaje.
En cuanto a la sustitución de las vocales “a – o” por “e” propuesta por el colectivo LGBT+ para visibilizar a las personas con identidad de género y orientación sexual diferente, la RAE se ha pronunciado de la siguiente manera: “el uso de la vocal ‘e’ para enunciar un género inclusivo es ajeno a la morfología del idioma español.” Señaló también que es innecesario, porque el masculino gramatical cumple esa función.

En este aspecto, vale la pena mencionar que este colectivo pretende imponer ideologías y lenguajes que están fuera de toda coherencia lógica, gramatical, contextual y cognitiva, ya que, como mencione en un inicio, el lenguaje es la representación de lo que conocemos a través de los sentidos, por lo tanto, si la vista, el oído, el tacto o el olfato perciben información del exterior, el cerebro la procesa y la expresa mediante las palabras o códigos lingüísticos de manera certera; pero sí existe contradicción entre la percepción y la cognición, estaremos violando los principios del ser, según Aristóteles, que al respecto señala: el principio de identidad, algo no puede ser y no ser, el principio de no contradicción: es imposible que un atributo pertenezca y no pertenezca al mismo sujeto y el principio del tercer excluido: dos proposiciones contradictorias no pueden ser verdaderas ambas, sólo uno de los dos puede ser verdadero, al mismo tiempo y dentro de la misma relación.
El ser humano en todo momento por su libre albedrío decide, conforme a su intelecto y voluntad, la postura, el sexo o el criterio que mejor le parezca; pero en el ejercicio de su libertad, no le esta permitido imponer su ideología a nadie y menos exigir un lenguaje a su medida, si bien éste debe utilizarse para incluir a la humanidad entera, el hombre prefiere asumir la exclusión porque carece de identidad propia y personal, y no porque el constructo gramatical lo haga, ni porque la sociedad heteronormativa no se encuentre de acuerdo, ni respalde sus exigencias.
La facultad del lenguaje es de vital importancia para estructurar una comunicación constante y asertiva; cada acto comunicativo requiere de una expresión clara y consciente de lo que se quiere transmitir, para ello, es necesario la plena identificación y definición del objetivo de comunicar para facilitar la comprensión total del mensaje. En este sentido, es importante recordar que el empleo adecuado de las palabras en su forma femenino y masculino adquiere un papel muy significativo, ya que, el lenguaje no es sexista, no es excluyente de ninguna raza o género, simplemente define a un ente, hombre, mujer, bisexual, transexual, etc. sólo es lenguaje, un simple constructo gramatical.
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