Luz Álvarez Malo
“Llegados al lugar llamado calvario, le crucificaron allí a él y a los malhechores, uno a la derecha y el otro a la izquierda. Jesús decía: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”
Lc. 23, 33-34
Gran dolor debiste sufrir cuando te atravesaron los clavos, sentir tus manos y pies desgarrarse cuando te levantaron en la cruz. Manos y pies, que, sangrando, te sostuvieron en lo alto a la vista de todos.
Al momento de ser clavado, en vez de un movimiento para evitar el dolor o defenderte, tuviste esa mirada de amor por quien te hacía daño. Tu infinita misericordia intercedió por quienes te clavaban. Intercediste por mí, por cada uno de los que te clavamos al madero diciendo: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.
Y nos pides que nos amemos los unos a los otros como Tú nos has amado. ¡Qué difícil es! Concédeme mirar como tú nos miras, perdonar como tú perdonas, concédeme interceder al Padre para que perdone a quienes me hacen daño.
0 comentarios