La película Atardecer (Aftersun, 2022), escrita y dirigida por Charlotte Wells y protagonizada por Paul Mescal y Frankie Corio, es una estupenda reflexión sobre el ser padre, hija y sobre cuándo empieza y termina la infancia y la paternidad. Se puede ver en MUBI, la plataforma digital.
La mayor parte de la película sucede en Turquía, aunque los personajes son ingleses. Padre e hija salen de vacaciones.
Hay amor, hay conexión, hay interés. No es una relación toxica, como suelen existir. Sin embargo, no todo es perfecto. Los problemas son sutiles, casi imperceptibles. ¿Cuáles son los sacrificios de ser padre? ¿Qué implica tener hijos? ¿Todos debemos tener hijos? ¿A quién conocen los hijos? Es decir, ¿deben saber todo del padre? Son sólo algunas de las preguntas que plantea la película.
Aunque la mayor parte de la trama sucede en Turquía, vemos algunas escenas en un futuro o presente de ésta y, además, hay breves momentos en una fiesta, confusos a ratos, pero reveladores al final.
Con actuaciones más que completas y redondas, la película nos traza lo que todos pasamos en la infancia: idealización de los padres, amor infinito de ida y vuelta y ese hueco, inllenable, que deja el crecer y dejar atrás esos momentos tan gloriosos que son los primeros años de vida.
Claro que es una generalidad. Mucha gente tiene infancias dolorosas. O momentos. Pero bueno, estamos hablando de generalidad y de esta película. Enfrentar la adultez con temas del pasado aún no resueltos siempre es difícil. Es cojear emocionalmente y es, pienso yo, la idea central de esta película.
Eso es la infancia. ¿Qué hay de la paternidad? Yo no soy padre, así que poco puedo decir al respecto. Pero, creo que es sentido común decir que es el viaje más profundo, intenso e importante que todo humano puede empezar. Y así lo maneja la película. Crecer y saber que hemos sido amados, dolorosamente amados, es algo único, algo que todos deberíamos tener. Algo que debería ser tan universal como el tomar agua para saciar la sed.
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