Me perdonaron

por | Oct 24, 2020 | 0 Comentarios

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Un enfermero de un hospital francés corría por el pasillo. A lo lejos, el catedrático Mauricio Martinez estaba caminando hacia la salida del edificio.

—Profesor ¿Qué trata de hacer?

—Mi familia me perdonó. Debo ir a México para estar con ellos. 

—Señor, no está en condiciones para tomar un vuelo. Su operación se retrasó para el cinco de noviembre y hasta entonces debe permanecer en cama.

—No, no puedo esperar tanto tiempo. Para entonces la comida se va a enfriar.

—¿Y el avión que debe tomar para llegar allá? Está delirando por la anestesia, señor. Mejor cálmese.

—Llevo más de treinta años viviendo aquí y nunca los visité. Mugroso país de porquería. Mugrosa familia idiota. Yo quería que todo eso quedara lo más lejos de mi destino. Al demonio México.

—Era joven. No se martirice por su pasado; mejor piense en cómo arreglar su futuro. Y para eso primero debe recuperarse.

—Guadalupe, así le puso mi hermano menor a su hijita. Y él ya le habló de mí. Ella sabe quién soy. Hasta me hizo un regalito especial que quiere darme. Es muy hábil con las manos esa pequeña.

—¿Y si mejor les habla por teléfono mañana? Ya les contará todo eso con más calma.

El enfermero lo llevó del brazo hacia su cuarto. Súbitamente, se escuchó la alarma. El personal corría hacia la habitación del paciente. El enfermero sospechó que alguien ya había avisado que  Mauricio había desaparecido. 

—No se preocupen, aquí traigo al señor Martínez. La anestesia le está causando delirios y se fue a la entrada del hospital. 

Al llegar al cuarto, el cuerpo del catedrático yacía sin vida en la cama, y el espíritu que detuvo ya estaba en camino al altar que lo esperaba en México. 

YakamÍ Machado

YakamÍ Machado

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