Crepúsculo: los Cullen técnicamente son cristianos

por | Sep 29, 2022 | 0 Comentarios

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Pocas veces me pongo a analizar en extrema usura las vicisitudes. Empero cuando atrapo mi mente pensando, dándole vueltas a una historia, es porque sé que hay algo en ella que me intrigó y necesito sacar a flote lo que es, descifrar todas sus posibles metáforas y referencias. Estoy en una etapa de reflexión, por lo que he releído algunas historias, misma acción que la palabra religión esconde. 

No cabe duda de que las jóvenes que pasaron por su adolescencia, como yo, entre los años del 2009 al 2013, se vieron “afectadas” por el fenómeno mundial llamado Crepúsculo. La historia capturó el corazón de muchas mujeres que, al igual que la protagonista, están en constante búsqueda del amor a una edad prematura, misma hambre que con los años va estableciéndose conforme a la realidad de sus situaciones (en el mejor de los escenarios). 

Algunas líneas en esta historia están llenas de aprobación, otras causan aversión y controversia. No hay historia perfecta, y todo depende de la lupa con la que se mire… o más bien de la persona. Como no hay negros ni blancos en la literatura, decidiré por el momento enfocarme en los aspectos positivos que encuentro en estas series. 

Muchos datos sobre Stephanie Meyer, la autora de Crepúsculo, no los conocía cuando era adolescente. Stephanie nació y vive, al igual que la protagonista, en Phoenix, y se licenció en Lingüística Inglesa. Es una firme creyente de la Iglesia de los Santos de los últimos días (mormones) y muchísimas de sus creencias se ven realzadas en sus escritos, usando la fantasía para transmitir sus valores, algo muy común en los escritores.

Empecemos por decir que esta iglesia es considerada sectaria, no en el sentido peyorativo, sino en su composición. Esto se ve inconscientemente reflejado cuando se nos presenta a la familia Cullen, cuyos miembros procuran no tener relaciones humanas con la gente del pueblo. Sin embargo, tienen un aspecto cautivante que a los ojos de Bella aparentan ser la familia ideal. Como lectores, sabemos que la cuestión que los enajena es, esencialmente, que son criaturas sobrenaturales y deben ocultar su existencia del mundo humano. 

Aquí yo pregunto: ¿no es acaso así como varios cristianos se sienten en relación con el mundo aplastantemente secular? Es, creo yo, un sentimiento recurrente, independientemente de la denominación cristiana que se profese, porque a aquellos cristianos practicantes serios se nos piden varias cosas, la más importante quizá es la “negación de uno mismo en imitación de Cristo” ya que dentro de nuestra naturaleza rota hay una tendencia hacia el mal, y la figura de Cristo nos enseña cómo sobreponernos a ella. 

Este mensaje de fondo lo encontramos en la auto privación tanto del clan de los Cullen como de los Denali por su sed humana, lo que representa para ellos una cruz que cargar por el resto de una eternidad. Puede subrayarse la negación de los pecados carnales (gula y lujuria) y en el caso de los mormones, la abstinencia del alcohol. Hay demasiadas malas interpretaciones que rondan en las mentes modernas, criticando este aspecto como algo retrógrada y hasta arcaico, pero no se puede estar más alejado de la verdad. 

Bajo la concepción católica, por ejemplo, la negación de los deseos no es por masoquismo ni porque la carne sea en sí mala, ya que la materia es en sí buena porque fue creada por Dios. Dominarse no tiene otra intención más que la de hacerse libre, ya que entonces ninguna otra cosa lo domina a uno. Aquella persona que no se domina ni en palabras, acciones, deseos o pensamientos, sino más bien éstas la gobiernan a ella, no es diferente a un animal. Los vampiros ‘nómadas’ como Victoria tienen un aspecto salvaje por lo mismo. 

En contraste, los Cullen eligen renunciar a esta vida y trascender, optando por alimentarse sólo de animales. Edward Cullen elige mantener estos valores a pesar de la tentación diaria que incluso aumenta cuando conoce a Bella, puesto que su sangre es irresistible. He aquí donde hay un punto de contienda, casi de destino fatal a la griega. La mujer que amas es también a la que quieres matar por tu condición. Parece una burla del destino. La cuestión es cómo enfrentar esta disyuntiva. Conectándolo con la realidad es muy común que un chico sea formado bajo el paraguas de una familia cristiana y que los valores aprendidos en casa sean puestos a prueba en la vida adulta. Edward sufre una transformación en la que la confianza de Bella en él le permite confiar en su propia capacidad para superar la tentación y mantenerla a salvo de sí mismo. No por nada la portada de Twilight es una manzana en las manos de una mujer, y su primera cita es la advertencia del fruto prohibido en Génesis. Hay un error en pensar que el fruto es la invitación al sexo, puesto que el primer mandamiento de Dios a los hombres es reproducirse y poblar la tierra. La alegoría al fruto prohibido se refiere más bien al potencial que hay en Edward de matar al amor de su vida, en lastimar a lo que se quiere. No se necesita ser vampiro para hacer esto. Bastan las palabras hirientes, la ausencia o el egoísmo para destrozar una relación. El autocontrol es un tema destacado en la serie: la palabra aparece unas 125 veces a lo largo de las novelas, mientras que los personajes principales luchan por controlar su sed, misma que en la vida real representa las calamidades de las emociones, la atracción o los celos. 

Portada Crepúsculo.

Edward y Bella deciden mantener a la raya su interacción física, esto no solamente por el hecho de que él es un vampiro y no quiere empujar los límites de su sed, sino porque no quieren que su relación sea endeble. En la vida real no hay nada mejor que esperar a tener relaciones sexuales hasta que no haya un compromiso serio, lo que muchas culturas llaman matrimonio. Esto potencializa la relación a ser transformadora, a ambos crecer en cómo se entienden el uno con el otro y en ver si tienen un futuro o no juntos. Si entras en una relación de forma precoz estás al tope de una adrenalina que dura un par de semanas y después se agota, a parte de que las sustancias químicas que el cerebro libera en el acto de unión, tales como la serotonina y dopamina, están diseñadas para amalgamar y hacer menos los defectos de la otra persona. Por decirlo de otra manera, te ciegan a ver el monstruo que tienes de frente. Ese novio o novia que te trató mal desde un principio, pero puedes durar años con esa persona tóxica porque comprometiste la química de tu cerebro desde un principio, y es difícil romper los lazos neuronales. Es una mentira preponderante del mundo posmoderno el pensar que se puede tratar el sexo como algo casual y sin consecuencias. 

A los cristianos no se nos pide solamente atesorar “nuestra virtud” como desea Edward, sino en efecto, se nos demanda no pecar por amor al prójimo. Eso incluye no asesinar, no robar, no desear el bien ajeno. Los Cullen son puestos en contraste con los Volturi, quienes matan a los humanos con crueldad; quieren robar de otros clanes a los vampiros con dones y apetecen, ante todo, del inflamante y terroso poder. Pero no todos los vampiros que se alimentan de sangre humana son malos. Tenemos otros clanes que, al final de la historia, vienen a apoyar a los Cullen en la batalla final de Amanecer. Estos vampiros podrían ser una alegoría que representa a los gentiles, o bien, a las personas no cristianas pero que tratan de llevar una vida más o menos decente. Edward se desprecia por ser lo que es, mientras que Bella le demuestra que ella ve en él lo contrario, de manera similar en que la figura de Jesús nos dice que nosotros no somos el pecado que creemos ser, sino amados suyos.

Así como estas criaturas sobrenaturales logran sacrificarse, Bella sigue la misma línea y prefiere morir que matar a la criatura gestada en su vientre. Ella sabe distinguir la inocencia donde la ve, más en un alma que no tiene por qué pagar los ‘crímenes’ del padre (por heredar su tremenda fuerza y sed) de la misma manera en que nosotros no debemos de disponer de nuestros hijos, ya sea porque van a ser una inconveniencia a nuestra aparente felicidad, porque heredarán los defectos de la pareja o simple y llanamente por pobreza. Nada está escrito, las mentes más brillantes como Jesús, Washington o Einstein nacieron en hogares pobres y se sobrepusieron a las dificultades. Bella es diligente ante un mundo cruel que no la apoya, y que ante la circunstancia del preponderante sufrimiento, deciden deshumanizar a la criatura, llamándola “feto” en vez de bebé, cosa que molesta a la vampiresa Rosalie, cuyo único deseo fue siempre el ser madre y no necesita de sermones para entender que ahí hay una vida que merece ser protegida a cualquier costo. Bella es la madre carnal de Renesmee. Rosalie se vuelve la madre espiritual, la madrina. Bella recibe la inmortalidad en un acto de auto-sacrificio, de la misma manera que Jesús muere para darnos la vida y, aunque en varias ocasiones haya ella jugado el rol de la damisela en peligro, es la heroína de esta historia. Es por ello por lo que cuando se transforma en vampiro la vemos cazar un león de montaña que estaba a punto de terminar con una joven gacela, representando como Bella, a pesar de su condición de mortífera cazadora, sigue manteniendo y preservando la pureza de su alma.

Hay cierta fascinación en la cultura popular por el mundo de los vampiros y los no muertos, creo que no es más que la realidad extrapolada del deseo del alma por vivir eternamente. Hay un principio en el orden espiritual parecido a la ley de la conservación de la energía. Este estipula que lo sobrenatural, una vez reprimido, no se va, sino que se revela de una manera indirecta y comúnmente de una forma distorsionada en una historia. Esto se relaciona con lo que decía líneas atrás sobre dominarse a sí mismo, y también con el génesis: cuando rechazas la autoridad de Dios, sustituyes esa autoridad con otra que, para tu mala suerte, no te ayudará a ser libre. No se necesita ser religioso para crear una historia semejante o comprender lo que digo. Pero no se puede negar que los valores de la cristiandad han permeado la manera en cómo entendemos y trabajamos las historias en Occidente.

Bree Amerlinck

Bree Amerlinck

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