Las lápidas resquebrajadas del cementerio judío de Praga, en el Josefov, nos hablan de un mundo que pasó hace cinco siglos. Lejos de ser un camposanto monumental, donde los suntuosos mausoleos y los mármoles compiten entre sí, este lugar silencioso está formado de pequeñas piedras, muy unidas, como el pueblo que las labró.

Foto y comentario: Pedro Peón
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