La futbolización de todo

por | Nov 28, 2022 | 0 Comentarios

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Nota bene: Hace ya varios años tuve la oportunidad de vivir el mundial de Alemania 2006 en Alemania. Y fue en esos meses previos de expectativa, entusiasmo, enorme alegría y diversión que escribí el textito que viene a continuación y que no encontró entonces lugar en ninguna parte para ser publicado. Agradezco a Andrea Fajardo la ayuda con la edición y a Carlos Cisneros la generosidad de compartir con nosotros sus estupendas fotos.

Contrasto ahora el optimismo de aquella época y de aquella Europa tan distante con la realidad actual: era una Europa en paz, abierta al futuro, orgullosa de los avances de las últimas décadas; una Europa rica que parecía que siempre estaba entre vacaciones y alguna celebración. Mi mujer y yo esperábamos con ilusión el nacimiento de nuestro primer hijo en septiembre de ese año, y sugerí la idea de decorar su “pancita” como un balón de rombos blancos y negros (al final la iniciativa no prosperó)

Después vino la crisis del 2008, la crisis del Euro, la crisis de la migración ocasionada por la guerra intestina en Siria, el Brexit, el resurgimiento de los populismos y un muy largo etcétera que tiene como punto casi culminante el Covid, y como signo de exclamación la guerra de barbarie que Rusia ha impuesto a Ucrania, a Europa y a toda democracia y civilización.

Ucrania estaba presente en ese mundial de 2006. Lidereado por el legendario Andrij Schewtschenko el equipo de Ucrania representaba a un país que era el país del futuro, un futuro europeo de paz y prosperidad. Hoy Ucrania sigue siendo el país del futuro, del futuro de la esperanza.

Logo Mundial Alemania 2006.
Fuente: FIFA

No me importa lo que digan los demás,
a mí sólo me gusta la liga mexicana.
Vicente de Haro

A Manfred, Patricia y Stefan,
futboleros de corazón.

Konstanz, Mayo 2006 ( año mundialístico)

Sin recibir la atención que el fenómeno merece se ha vivido en los últimos 20 años una futbolización de México, que quizá sólo es el reflejo de la futbolización del mundo.

Cuando era niño y jugaba cascaritas con otros chamacos solía decir que era Maradona… y jugaba de portero. No conocía el nombre de ningún jugador de una liga extranjera, tampoco conocía a todos los equipos de la primera división. Conocí el futbol una tarde que mi hermano mayor volvió del kínder y me dijo que había aprendido un nuevo juego: se llamaba futbol y se jugaba con una pelota. Esa tarde lo jugamos.  Los niños de ahora, en cambio, conocen equipos de México y de Europa, siguen al menos dos ligas internacionales y claro que saben qué posición jugaba el Diego de la gente.

El futbol es el fenómeno cultural de masas más importante de nuestro tiempo, incluso por encima de la música. En un número conservador podríamos decir que el 70% de la población entre 8 y 50 años en México está interesada en el futbol.

En la radio sólo los noticieros compiten con los programas de futbol. La opción es muy clara: o elige usted a un candidato cualquiera que dice: “combatiré los grandes problemas de México: el empleo, la seguridad, la corrupción”, o elige la magia, la irregularidad, la incertidumbre de la crónica futbolística; cada fin de semana hay novedades, triunfos sorprendentes de los peores equipos, frases provocativas de jugadores o directores técnicos, sospechas de árbitros corruptos, certezas de árbitros corruptos, críticas a los directivos, jugadores expulsados, paradones y golazos. ¿Qué prefiere?

Afición mexicana en Qatar 2022.
Foto: Carlos Cisneros Guerrero

No faltan los negativos que piensan que el futbol “entorpece a las masas” y les impide ver los grandes problemas de la nación (seguridad, empleo, corrupción), que incita a la violencia y al fanatismo. No se dan cuenta que el futbol es una fiesta, donde cada uno juega el papel de fan de su equipo; y en el baile de disfraces odia de modo arbitrario al equipo contrario, y odia, en justicia y en muestra de prudencia, al árbitro.

El futbol es un tema de conversación que nos permite participar genuinamente de un mundo común, compartido y de alcance global. Cuenta  ya  con obras clásicas: Fever Pitch de Hornby, Futbol a Sol y Sombra de Galeano, y Anpiff de Tony Schumacher. Abre la mente, porque siempre está lleno de extranjeros, de nombres impronunciables y países lejanos. El futbol es la primera cara que da nuestro país en el extranjero.

Por ser tema de conversación universal, porque hay jugadores que además son buenas personas, por su significado político, por la posibilidad de hermandad que ofrece, el futbol es sin duda el tema más importante de los temas poco importantes.  

Ningún otro deporte se le compara: el golf es caro y da flojera; remo, automovilismo, tenis, son deportes solo para gente adinerada. En cambio el futbol es de todo el mundo, no respeta clases sociales, ni razas, ni sexo, es como el SIDA. Tampoco tiene edad, uno siempre puede ver un partido y mentar madres. Posee una función catártica, misteriosa, órfica.

Ningún otro deporte tiene tantas posibilidades de éxito: chaparros, gordos, feos, patizambos, no importa, el talento futbolístico no se relaciona con la apariencia. Además promueve las virtudes de trabajo conjunto: la solidaridad, el espíritu de sacrificio, la humildad: todo por el equipo, todo por los colores. La generosidad que lleva al olvido de uno mismo, la lealtad a la camiseta en los momentos difíciles. No en vano el balón de esta copa del Mundo se llama Teamgeist  „trabajo en equipo“,

“Goleo” mascota del mundial Alemania 2006.

Apopudobalia: un juego de ayer y hoy

Desde hace unos meses los alemanes llaman a Alemania “la tierra del futbol”. No porque supongan que aquí se inventó el futbol. Como aclara “Der neue Pauli” (Enciclopedia de la Antigüedad) en la página 895: la “Apopudobalia” es un deporte antiguo, ciertamente una forma temprana del moderno futbol. Aunque los detalles son desconocidos, ya en el siglo IV a.C. Achilleos Taktikos sitúa en su Gymnastika a los hombres alejadores de  pelota (άνδρες ἀποπουδοβαλόντες) en Corintio. Se sabe que la práctica llegó también a Roma; en un escrito post ciceroniano De viris illustribus (3,2) se mencionan “prominentes Apopudobalonten”. Entre el siglo I y II de nuestra era la Apopudobalia fue llevada por las legiones romanas a la Gran Bretaña, donde su práctica volvió a expandirse alrededor del siglo XIX. A pesar de su popularidad, el juego fue condenado durante el temprano Cristianismo (como consta en Tert. spectaculis 31 ss.) A partir del siglo IV no se encuentran más menciones de este deporte.  

Así que la autodenominación como tierra de futbol no es un reclamo histórico; más bien es la comprobación de un hecho. Desde la Copa Confederaciones el año pasado todo en Alemania, absolutamente todo gira alrededor de la pelota. Algunas máximas trascendentales pueden leerse en cualquier parte: “El balón es redondo”, “El partido dura 90 minutos”.

Doha, Qatar 2022.
Foto: Carlos Cisneros Guerrero

Junto a estas máximas hay también otras “grandes frases” pronunciadas por los comentadores alemanes quienes, al igual que sus colegas mexicanos, fluctúan entre la filosofía, el deporte, la parranda y la verborrea. Cito sólo dos:

“Tanto más ha durado el partido, cuanto menos tiempo falta para que termine.” Marcel Reif. 

“No, queridos espectadores, no  hemos instalado una  cámara lenta, en verdad él corre así de despacio.” Werner Hansch.

Tanta sabiduría solo puede compararse con aquella frase original de México cuando vamos perdiendo dos cero: “En efecto, amables aficionados, para seguir en el partido hace falta meter dos goles; primero uno y luego el otro”.

Frases como esas son objeto de reflexión en las universidades. Pertinentemente ha sido ya observado que ningún partido dura 90 minutos, ni la pelota es completamente redonda. 

Afición mexicana Qatar 2022.
Foto: Carlos Cisneros Guerrero.

En la Universidad de Konstanz, por ejemplo,  tienen  lugar una serie de conferencias sobre el tema: “Fazination Fußball”. Sociólogos, científicos del deporte y literatos aventuran las más descabelladas hipótesis. No he asistido a ninguna porque a esa hora tengo “sesión de futbol” (Fußball Veranstaltung): para los alemanes, un compromiso tan serio como cualquier otro, un deber riguroso y puntual.

En Alemania el futbol se ha transformado también en un tema de estado. Desde hace meses se discute en el gobierno si se debe utilizar al ejército para proteger a los visitantes o basta con la policía. Los parlamentarios temen a  los grupos prepolíticos que pululan en la Europa rica: los neonazis, los hooligans, los extremistas, los mexicanos que apagan la llama eterna, etc.

Tampoco las religiones se han mantenido al margen del futbol. Los obispos católicos han elaborado una página en internet para aquellos devotos también aficionados al futbol (www.kirche-am-ball.de) Entre otras cosas informa sobre las celebraciones Eucarísticas para extranjeros en su idioma durante la Copa. También trae bendiciones y oraciones con metáforas futbolísticas. La página de la Iglesia Evangélica (www.fangemeinde-ekd.de) tiene una sección llamada “Hymnen Karaoke” con la música y letra de los himnos de todos los países que participan en el Mundial. 

Por supuesto la avalancha de productos relativos al futbol llega a ser extenuante. Figuras de balones, estadios, jugadores por todas partes, lo mismo en los desodorantes que en los rollos de papel de baño, o en los dulces y chocolates, incluso en las panaderías se venden panes con balones estampados.: “Fußball ist  in der Luft” (el futbol está en el aire)

Afición polaca, Qatar 2022.
Foto: Carlos Cisneros Guerrero.

Los universitarios esperan afuera de las escuelas para intercambiar estampas con los niños de la escuela básica. Las estampas de jugadores holandeses, archirivales de Alemania, no valen nada. Balcones por toda la ciudad lucen decorados con banderas de todos los países participantes. Nosotros también pusimos la nuestra.

Por primera vez en muchos años, quizá décadas, los alemanes pueden sentirse orgullosos y contentos de ser alemanes, y manifestar el amor a su bandera y a su patria sin hacer temblar al resto de Europa y del mundo. El Presidente de Alemania, Horst Köhler, comentó incluso no sin un dejo de ironía, que le daba gusto ver que por fin otros coches además de su vehículo oficial eran adornados con banderas alemanas.

Deutsche Telekom (la compañía de teléfono)  ofrece durante el mundial llamar a cualquier país mundialista a 1 ct. por minuto, Obviamente Holanda está excluida a menos que sean llamadas para burlarse. 

Entre lo mejor que me ha tocado leer está un artículo que apareció en la sección sobre viajes del Frankurter Allgemeine Zeitung, el autor proponía que, en vista de la popularidad del balonpié, se adoptara la cancha de futbol como unidad de medida.  Así en lugar de decir que alguien posee dos hectáreas de tierra habría que decir que posee 10 o 15 canchas de futbol. Eso facilitaría la comprensión de las distancias, los tamaños y las proporciones entre los escolares.

Lo bueno es que el 9 de junio cada vez está más cerca. Menos plática y más goles.

Por cierto que la mención de la “Apopudobalia” fue una broma de los editores de la enciclopedia. La invención es obvia si se considera  quién es el editor de una de las fuentes consultadas: FS (jugador de Futbol) M. Sammer: egregio ex-futbolista de la selección alemana  y jugador del año en 1996. Lo dicho, es la futbolización de todo.

Mundial Qatar 2022.
Foto: Carlos Cisneros Guerrero.
Frankfurt verano 2006
München 2006, el día del juego por el tercer lugar Portugal – Alemania
Fernando Galindo

Fernando Galindo

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