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Hace tres años, contra todo pronóstico, me casé y, desde ese día, cuando hablo con mis amigos me preguntan: “¿Cómo va la vida matrimonial?” La pregunta siempre me causa un poco de extrañeza y, a decir verdad, no sé qué respuesta esperan. Contar las cuitas de amor es, hasta cierto punto, entretenido, pero desnudar el día a día de un matrimonio no lo es; se vive la cotidianeidad, mejor que sea sin sobresaltos, y se elige todos los días seguir construyendo el matrimonio.

Antes creía que el amor era una pasión exaltada y casi descontrolada, pero con los años he aprendido que el amor se construye con pequeños detalles todos los días: sacar la mantequilla media hora antes para que cuando desayunes puedas untarla más fácilmente, una cobija extra para el frío o retirar los anteojos si te quedas dormido. En el amor, el otro, está presente en los pequeños detalles y está atento a las necesidades del otro; ese otro puede ser tu pareja, tu hijo, tu hermano, tus padres o tus amigos. Porque, a decir verdad, el corazón es bastante amplio.
Sé que la pregunta de mis amigos es bienintencionada; quizá les da curiosidad que dos personas tan opuestas entre sí estén juntas, porque tenemos pocos gustos en común y hay que añadir que las diferencias pueden dificultar la convivencia. Cuando preguntan suelo cambiar el tema, no para evitar responder, sino porque, en realidad, no sé qué respuesta esperan. Lo que sí puedo decir es que el amor tiene un componente de destino y libertad.

Foto: A. Fajardo
Existen muchas aplicaciones de citas, en algunas, los algoritmos te muestran los perfiles con los que tendrías más química; en otras, basta con ver las fotografías de los que están más cerca de tu área y, entre tanta variedad, a veces es incluso más difícil elegir, porque tal parece que en el amor no se elige.
A veces, cuando terminamos una relación y pasa el tiempo, nos sorprendemos por nuestros gustos, y nos preguntamos ¿en qué diablos estaba pensando? Aunque la historia no terminara mal, y el otro no sea un mal sujeto, tampoco nos queda claro por qué estábamos ahí y qué mirábamos.

Foto: A. Fajardo
No queda del todo claro por qué nos atrae una persona y otra no, como si se tratara de un encantamiento, la posición de los astros, los humores, la predestinación, las feromonas o un algoritmo. Es un misterio. Un refrán popular afirma: “matrimonio y mortaja del cielo bajan.”
Algunos buscan semejanzas y puntos en común; otros, sin saber por qué, terminan casados con alguien completamente opuesto. Tanto las semejanzas como los opuestos funcionan si ponemos empeño en que funcionen. Y es que, si algo queda claro en el amor, es que se trata de un balance entre destino y libertad.
Buscamos cualidades –semejantes o contrarias- en el otro y, una vez que las encontramos, lo idealizamos, pero este es un primer paso de enamoramiento, que todavía no es amor y que puede derivar en una idolatría del otro — una construcción que hacemos nosotros mismos para seguir encantados. Buscar las cualidades y construirlas en el otro es una elección fabricada. Si me preguntaran ¿por qué elegiste a “x”? en realidad no podría dar una respuesta exacta; puedo enumerar cualidades e incluso afirmar que somos completamente contrarios, pero, en realidad, no lo sé.
“Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al vesre. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.”
Cortázar, Rayuela, cap. 93.
Para Cortázar, el amor no se elige, es algo que se padece, es una lluvia que te empapa y cala hasta los huesos, pero no se elige, tiene un componente de destino, pero también de libertad, porque se puede elegir entre dejar que la lluvia te empape o abrir un paraguas y continuar con tu camino.
Algunas veces se dice que se ama, por la inseguridad que se experimenta en la soledad, por la ausencia o porque no podemos poseer al otro:
“Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames… me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado.”
Rayuela, cap. 93
Sin estar seguros de por qué elegimos a alguien, intentamos construir ese puente, que debe sostenerse por ambos lados: Se elige libremente la construcción del puente, que une al yo-con-el-otro, pero también es una tarea diaria mantener el puente en funcionamiento. Nos buscamos a nosotros mismos en el otro y, para que el querer no sea un mero capricho o una obsesión fruto del pensamiento, es preciso dar el salto hacia el otro lado del puente y mantenerlo.

@linalee25
El amor es la mezcla de predestinación y libertad. A veces no se sabe por qué se elige a quien se elige y, sin embargo, día a día se elige continuar o soltar la toalla; Paz escribe en La llama doble, que “el amor es un nudo en el que se atan, indisolublemente, destino y libertad.” El amor inicia como algo involuntario y termina convirtiéndose en algo voluntario, porque cada individuo –como amante– decide continuar amando. Aunque no sabemos bien a bien por qué elegimos a alguien, sí podemos elegir continuar o interrumpir el sentimiento. Es por el libre albedrío por el que hay amores no correspondidos, porque el amor no por fuerza debe ser recíproco, a diferencia de la amistad.
Quizá la siguiente vez que me pregunten: ¿cómo va la vida matrimonial? Pueda responder con tranquilidad que el destino nos unió, pero en libertad mantenemos –de ambos lados– el puente cada día con las pequeñas cosas de la vida cotidiana.
Questo articolo è bellissimo <3 complimenti all'autrice 😉
Grazie per il commento. Sicuramente troverai altri testi che ti piaceranno. Grazie per leggerci. Un caro saluto, Spes Redazione.